Desde el Huila expresan preocupación por la crisis que atraviesan por el aumento en los precios de la gasolina y el diésel, pese acuerdos meses anteriores, los empresarios de las estaciones de servicios han sido los más rezagados por esta situación. Isleros también registran sosiego por la inseguridad.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
En el país el precio del galón de gasolina corriente continúa siendo una de las principales preocupaciones para los colombianos, pese a la caída en el precio internacional del crudo y la estabilidad del dólar, en Colombia se paga una gasolina en promedio 2.100 pesos más cara que el valor de referencia global.
En el Huila, la directora ejecutiva de la Asociación de Distribuidores Minoristas de Combustibles del Sur de Colombia, Combussur, Luz Mila Moyano da a conocer una radiografía actual del gremio, donde expresa que están expectantes ante los anuncios del Gobierno Nacional, y que esta incertidumbre afecta considerablemente al sector.
“Efectivamente en el mes de julio no ha habido ninguna modificación, ningún movimiento en el precio de los combustibles. Aún estamos pendientes de cómo se va a comportar el curso a nivel internacional, que sí es una de las preocupaciones que hemos tenido porque el precio ha incrementado últimamente como alrededor de los 70 dólares”, indicó Luz Mila Moyano.
En ese orden de ideas, desde el pasado 17 de junio, el precio del galón de gasolina en Bogotá se ubica en $16.293, una cifra significativamente superior al precio internacional, que ronda los $13.750 al aplicar la actual tasa de cambio cercana a los $4.000 por dólar.
“Estamos esperando que decida el gobierno del subsidio o del fondo de estabilización de precios del diésel, porque realmente sería el diésel y a la gasolina. El precio internacional y la gasolina, en el mes de julio está aproximadamente en el departamento del Huila, la ciudad de Neiva está a dieciséis mil trescientos diecinueve el galón de gasolina, (16.319), Por el momento el gobierno no ha emitido ningún concepto para incremento de precios de combustible”, sostuvo la directora ejecutiva de Combussur.
El panorama actual del gremio en el Huila es bastante desalentador, teniendo en cuenta que está viviendo una crisis por los aumentos, además de la inseguridad que viven tanto los isleros como los empresarios, en el marco de las extorsiones y delincuencia común.
“La situación que estamos viviendo es muy preocupante. Primero es una situación de inseguridad, no creo que sea lo que estamos viviendo. Y como sabemos, también la demanda de combustible se ha visto disminuida, la reforma laboral también está siendo afectada a nosotros. En todas las estaciones de servicios trabajamos 24 7, todo ese tipo de cosas son lo que nos está afectando negativamente a las estaciones de servicio; estamos corriendo un riesgo con los isleros que están trabajando en horas de la noche, realmente es una inseguridad muy grande, muy grande la que estamos viviendo en el departamento”, manifestó Moyano.
Panorama nacional
Por otro lado, el temor a nuevos bloqueos o protestas ha frenado los ajustes, pese a que el valor internacional del diésel sigue por encima del precio nacional. Esta política de precios cruzados donde un combustible financia parcialmente a otro genera una situación de inequidad para los consumidores de gasolina, en su mayoría usuarios particulares, motociclistas y pequeños transportistas, quienes pagan más para sostener el precio subsidiado del diésel, consumido principalmente por el transporte pesado y de carga.
Igual hay que recordar que una parte importante del precio de la gasolina corresponde a impuestos. De acuerdo con Cabrales, el 18% del valor del galón corresponde a cargas tributarias, como el impuesto nacional a los combustibles, el impuesto al carbono, el IVA y la sobretasa.
En ese sentido, el 67,6% va al productor, es decir, Ecopetrol, y el restante 14,4% cubre logística y márgenes de distribución.En el caso del diésel, la estructura es ligeramente distinta: el 64,1% es ingreso al productor, los impuestos representan el 14,8% y los costos de logística y márgenes el 21%. Esta configuración evidencia que los colombianos pagan no solo por el combustible como tal, sino por toda una cadena de costos y tributos.
A pesar de los reclamos de sectores ciudadanos y expertos que exigen mayor transparencia en la política de precios de los combustibles, el Gobierno se mantiene firme en su estrategia de sostenimiento fiscal a través del Fepc.
Asimismo, el desequilibrio en la relación entre los precios internacionales y los nacionales, así como la presión que implica seguir subsidiando el diésel sin una fuente clara de financiamiento, plantea serios desafíos hacia el cierre del año y en el mediano plazo.
Finalmente, el consumidor final sigue absorbiendo los costos de una política de estabilización que, aunque busca evitar crisis mayores en el transporte y la inflación, también recae sobre quienes menos capacidad tienen de incidir en su diseño o su aplicación.
