Ante la controversia surgida por una supuesta resolución que habilitaría la caza comercial del chigüiro en la Orinoquía colombiana, el Ministerio de Ambiente fue enfático en aclarar que no existe ninguna normativa vigente ni en trámite que autorice esta práctica, y reafirmó que la caza comercial de esta especie no es viable en el país.
La ministra de Ambiente, Lena Estrada Añokazi, zanjó cualquier especulación al afirmar que “este Gobierno, en cabeza del presidente Gustavo Petro, no autorizará la cacería comercial del chigüiro en el país”, y reiteró que la prioridad institucional es el cuidado de la vida y el bienestar de la fauna silvestre.
Según la cartera ambiental, lo que existe es un ejercicio técnico interno, sustentado en más de 20 años de estudios científicos sobre la población de chigüiros en la Orinoquía, que responde a un fallo del Consejo de Estado de 2001. En ese entonces se pidió diseñar un modelo de manejo sostenible para la especie. No obstante, los avances normativos y conceptuales en las últimas décadas —como la consideración de los animales como seres sintientes y la lucha contra el maltrato animal— han cambiado el enfoque sobre el tema.
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A través de una mesa técnica realizada el pasado 12 de junio, en la que participaron expertos en manejo de fauna silvestre, se discutieron los retos éticos, ecológicos y de bienestar animal relacionados con el aprovechamiento de esta especie. Tras esta revisión, el Ministerio concluyó que no es compatible con la visión actual del Gobierno permitir una caza comercial del chigüiro, dado su valor ecológico, social y cultural.
Además, el Ministerio alertó sobre la existencia de comercio ilícito de carne de chigüiro en distintas regiones del país. En ese sentido, la ministra hizo un llamado a las autoridades locales, en especial a la Alcaldía de Bogotá y a las alcaldías de los Llanos Orientales, a reforzar los controles contra el tráfico ilegal de esta especie y combatir la criminalidad ambiental asociada.
El chigüiro (Hydrochoerus hydrochaeris) es el roedor más grande del mundo y una especie emblemática de los ecosistemas de sabana y humedales en Colombia. Su conservación es clave para el equilibrio ambiental de la Orinoquía.
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