Asociación de Geólogos advierte que las tragedias por deslizamientos podrían evitarse si se incluye el conocimiento geológico en la planeación urbana y rural del país.
DIARIO DEL HUILA, REGIONAL
Los recientes deslizamientos de tierra registrados en el departamento del Huila y en el municipio de Sabaneta, en Antioquia, han dejado una estela de destrucción, víctimas mortales y comunidades en emergencia. Ante este panorama, la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos de la Energía (ACGGP) hizo un llamado urgente a las autoridades locales y nacionales: es necesario incluir estudios geológicos en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) para prevenir este tipo de tragedias.
Según el Ideam, en el Huila actualmente ocho municipios están en alerta roja por deslizamientos, incluyendo a Pitalito, San Agustín, Garzón y Oporapa. Otros seis están en alerta naranja y once en alerta amarilla. Las lluvias intensas han generado condiciones críticas en municipios como Suaza, Saladoblanco y Acevedo, donde se han reportado víctimas fatales, viviendas colapsadas y vías inhabilitadas.
Para la ACGGP, lo que está ocurriendo no es producto del azar ni de fenómenos naturales imprevisibles, sino del desconocimiento sistemático del conocimiento geológico en la planificación territorial. “Es urgente adoptar una mirada técnica y preventiva para evitar que más familias sean víctimas de tragedias evitables”, afirmó la organización.
Las cifras nacionales refuerzan esta alerta. De acuerdo con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), entre el 1 de enero y el 9 de marzo de 2025 se presentaron 379 eventos naturales en Colombia, cifra que representa el 24% del total registrado durante todo el 2024. De esos, 108 corresponden a deslizamientos, lo que representa un aumento del 129% con respecto al mismo periodo del año anterior, cuando se registraron 47.
Durante ese mismo lapso, se reportaron también 230 inundaciones y cuatro avenidas torrenciales. En total, 17.608 familias resultaron afectadas y se reportaron 23 fallecidos. Además, los cuerpos de bomberos han atendido 1.379 emergencias, un 9,4% más que en el mismo periodo de 2024.
A juicio de la ACGGP, Colombia cuenta con herramientas científicas como el Sistema de Información de Movimientos en Masa (SIMMA), del Servicio Geológico Colombiano, que permite identificar las zonas con mayor susceptibilidad a deslizamientos. Sin embargo, estos datos no se están integrando de manera efectiva en la planificación de los territorios, lo que permite que se sigan desarrollando proyectos de vivienda y obras civiles en zonas de alto riesgo.
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“Hay mapas de amenaza y estudios técnicos que señalan dónde no se debe construir, pero muchas veces se ignoran por presiones políticas o desconocimiento”, señaló la asociación. Las zonas más propensas a estos eventos se encuentran a lo largo de las tres cordilleras del país, especialmente en el flanco oriental de la Cordillera Oriental, en el Chocó y el Alto Putumayo.
Por ello, los geólogos insisten en la urgencia de reformar los POT e incluir el enfoque geocientífico como eje transversal. La prevención, aseguran, debe estar en el centro de cualquier política de ordenamiento territorial, más aún en un país con condiciones geográficas tan complejas como Colombia.
“La planificación del uso del suelo debe ir de la mano con la ciencia. No podemos seguir improvisando ni construyendo en zonas inestables. Cada nueva tragedia es una señal de advertencia que no podemos seguir ignorando”, enfatizó la ACGGP.
Ante la magnitud de los daños y la frecuencia creciente de estos eventos, la asociación exhortó a los alcaldes, gobernadores y al Gobierno Nacional a asumir con responsabilidad la protección de las comunidades y a garantizar un desarrollo urbano y rural más seguro y sostenible, basado en evidencia técnica y científica.
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