Ahora les tocó a las empresas explotadoras de mármol que operan en el sector rural del municipio de Palermo, que se encuentran semiparalizadas por las constantes amenazas que están recibiendo de las organizaciones narcoterroristas que hacen presencia en el territorio huilense. Nunca en la historia del Huila, se había presentado esta clase de delitos que tienen en jaque a una de las organizaciones mineras que han beneficiado el desarrollo y ornato nuestras residencias. Inclusive esta actividad económica trasciende a los mercados nacionales e internacionales. Infortunadamente en el gobierno del cambio, no es extraño que se estén incrementando este accionar delincuencial, que están permeando todos los agentes económicos en el Huila. Los empresarios y las familias se encuentran hastiadas del incremento de la criminalidad. Lo cual está generando un rechazo a todo el accionar del gobierno nacional que, por sus sesgos ideológicos y la incapacidad gubernamental para manejar los asuntos de Estado, están generando al presidente Gustavo Petro Urrego, una disminución de la imagen positiva de su gestión. Aunque los áulicos y los sectores políticos afectos al ejecutivo digan lo contrario, de la inestabilidad y alteración del orden público que se está presentando actualmente en el país.
Esta actividad minera, genera más de 20 mil empleos directos e indirectos en la región, se encuentra a punto de paralizarse por culpa de estos delincuentes, que deambulan por las montañas y en algunos sectores urbanos de los municipios. Más de 800 municipios se encuentran sumidos a la voluntad de la criminalidad. Los aspirantes al Congreso de la República afectos al gobierno nacional van a padecer el peor viacrucis que se tenga en la historia política del país cuando visiten a estas zonas. Simplemente estamos visualizando este panorama adverso a sus pretensiones electorales. Han desaprovechado el mejor momento para ofrecerles un verdadero cambio a las familias colombianas. Infortunadamente el panorama social, económico y político, ha sido nefasto, en la implementación de políticas públicas para mejorar las condiciones de bienestar para el desarrollo empresarial de Colombia y, por ende, ha desmejorado ostensiblemente los niveles de crecimiento económico durante los últimos 35 meses.
Después de este periodo mencionado anteriormente, la respuesta gubernamental al auge de estos grupos dedicados a la delincuencia es insuficiente. La extorsión, reclutamiento de menores, masacres, secuestros, asesinatos selectivos, entre otras pesadillas, no ha dado resultados concretos. No se ha traducido en logros notables. La situación en algunos territorios del país es crítica en materia de seguridad, por el avance desenfrenado que han tenido estas organizaciones narcoterroristas. Mientras los armados se disputan el control, la Fuerza Pública da la impresión de estar en un estado equiparable al de la hibernación, en tanto el conflicto se ha transformado a un ritmo acelerado del que no ha dado cuenta suficiente la política de seguridad del Gobierno, quizás porque no hay partitura.







