Como un hecho judicial de gran trascendencia, ha sido recibido la decisión en segunda instancia del Tribunal Superior de Bogotá, la decisión en segunda instancia sobre el expediente del expresidente Álvaro Uribe Vélez, condenado por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal. El exmandatario fue absuelto. Esta es una decisión clave en el panorama político y judicial del país, porque se presenta en el preciso momento cuando estamos en un proceso preelectoral, que busca elegir a los integrantes del nuevo Congreso de la República y del próximo presidente de la República. Con este fallo judicial se refuerza la tesis que esta acusación fue supuestamente liderada por el ejecutivo y sus colaboradores. Con esta derrota, el presidente Gustavo Petro Urrego con sus áulicos, se convierten automáticamente en los jefes de debate gratuitos del candidato presidencial que escoja el expresidente Uribe. Así no lo quieran entender, el fracaso y el actuar presidencial, que ha sido desastroso por la incompetencia y la ineptitud como han dirigido y manejado los asuntos de Estado durante los últimos tres años, tienen sumido a la sociedad colombiana en la más profunda crisis social, económica y política y que por este motivo, se convierte en un ambiente favorable para dicho aspirante a la presidencia.
El juicio de valor emanado a través de un trino del primer mandatario de los colombianos, sobre el resultado de este fallo judicial, refleja la más profunda decepción en la intención que se tenía desde la Casa de Nariño para que fuera condenado el expresidente Alvaro Uribe Vélez. Demuestra el irrespeto por los fallos judiciales de este país. No respeta los órganos del poder público. Sus ataques irrespetuosos contra los integrantes del Tribunal Superior de Bogotá que absolvieron al mejor estadista que ha tenido el país en el presente siglo, refleja y confirma que este proceso judicial fue previamente estructurado por los sectores políticos afectos al ejecutivo y que, con su fracaso, se les convierte en la principal amenaza para que se logre el sueño de convertirse en un dictador, así no lo quieran aceptar sus áulicos.
Lo que, si tiene muy preocupado al presidente Petro, es la eventual estructuración de un proceso en los estrados judiciales de los Estados Unidos, dados los últimos acontecimientos acaecidos en momentos cuando se vive la peor crisis diplomática en las relaciones con el país del Tío Sam. Y como si fuera poco, en la lectura que hiciera el Magistrado Manuel Antonio Merchán de la Sala Penal, el día anterior cuando absolvió al expresidente Uribe, se pudo verificar que el principal acusador de este proceso estuvo visitando algunas cárceles en los Estados Unidos para obtener pruebas que permitieran fortalecer su acusación, sin contar con el permiso del Departamento de Justicia de este país. Este delito es considerado criminal en la legislación estadounidense.
