Ernesto Cardoso Camacho
No hay duda. El tema del endeudamiento aprobado por las mayorías del concejo de Neiva en 28 mil millones, con destino a cofinanciar con la gobernación que aportará otro tanto, la demolición y reconstrucción de la tribuna occidental del estadio, constituye un tema de enorme trascendencia para los neivanos y huilenses.
No se trata solamente de asfixiar aún más las finanzas públicas. Se trata también de ofrecerle a la ciudad un escenario donde no solamente se juegue al futbol; si no que también su uso sea múltiple y genere su nueva construcción, un polo de desarrollo que además de contribuir a la renovación urbana permita desarrollar oportunidades de negocio, comercio y empleo con el cual se dinamice eficazmente la economía local.
Al respecto, la propuesta del empresario Felipe Olave merece ser considerada no solamente por los gobernantes. Debería ser una propuesta ciudadana que surja como mecanismo para despertar del marasmo y la desidia de nuestros dirigentes políticos, empresariales y sociales.
El desarrollo urbano de Neiva si bien es cierto ha sido progresivo en relación con la construcción de vivienda para los diversos estratos sociales; el equipamiento urbano de la ciudad ha estado rezagado en el desarrollo vial, la movilidad, los espacios culturales, deportivos y de recreación; pero especialmente en la cada vez más urgente y prioritaria necesidad de construir la PETAR como mecanismo de saneamiento ambiental para descontaminar las aguas del rio de la patria. Ni que decir del asqueroso estado en que se encuentra el cauce del Rio del Oro.
Es incomprensible que todavía se carezca de áreas verdes, parques y centros deportivos y culturales que inviten a la recreación sana; donde además se pudiese impulsar eficazmente la política pública de cultura ciudadana, convivencia y tolerancia que contribuyan a enfrentar la violencia intrafamiliar, la delincuencia juvenil y la drogadicción. A propósito, no se justifica el estado lamentable en que se encuentra el emblemático parque Santander, la sala de recibo de la ciudad, en las narices del gobernador Villalva y a tres cuadras del despacho del alcalde. Hoy un par de destacados periodistas me decían que lo llaman la guaca porque allí han enterrado miles de millones de pesos en los últimos 20 años. Su estado es francamente vergonzoso. Que pensarán los turistas que nos visitan?
Volviendo al tema del estadio de futbol porqué razón no se pensó en su demolición para impulsar una APP -Asociación Público Privada- para construir un nuevo escenario multipropósito con parqueaderos, locales comerciales, canchas múltiples para diversas disciplinas deportivas y un coliseo para eventos? Será que el gobernador Villalva quiere solamente honrar su promesa electoral y estimular la contratación pública?
Ahora bien. Quienes argumentan con toda razón que la reconstrucción de la tribuna occidental, a semejante costo presupuestal y financiero, va a significar favorecer principalmente al grupo empresarial privado dueño del Atlético Hula, cuando las entradas al estadio de nuestra escasa afición serán de su exclusivo beneficio?
En fin. Este tema debería despertar un gran debate ciudadano para recordarle a nuestros gobernantes que la planeación y ejecución de los recursos públicos deben pasar previamente por la informada discusión de quienes aportan los recursos. Democracia participativa como lo establece la Constitución.
Los periodistas, comunicadores sociales y medios de comunicación tienen la palabra.
