Por: HAROLD SALAMANCA
Eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública en Colombia es posible. Las herramientas existen: vacunas disponibles, tamizajes eficaces, tratamientos disponibles. Pero hay una herramienta aún más poderosa que sigue infrautilizada: la escucha activa. Escuchar a quienes viven con cáncer, a quienes lo previenen, a quienes lo cuidan, a quienes lo temen sin saberlo, es clave para transformar nuestro sistema de salud.
La Fundación SALBO ha acompañado a mujeres de todo el país en el camino de la prevención, la detección temprana, el diagnóstico oportuno y el inicio pronto del tratamiento. También sabemos por nuestra propia experiencia que una mujer que ha enfrentado el cáncer tiene mucho que enseñarnos. Su voz no puede quedarse en el anonimato ni relegarse al testimonio. Debe ser guía de las decisiones públicas. Pero también lo deben ser las voces de quienes aún están sanas, de las jóvenes que no conocen el virus del papiloma humano (VPH) y merecen información clara, oportuna, sin estigmas ni silencios.
Escuchar al personal de salud es urgente. Ellos conocen de primera mano los retos para cumplir las metas de vacunación y tamizaje. Conocen las barreras administrativas, la desinformación, la frustración de ver que lo prevenible se vuelve mortal por falta de voluntad política o presupuesto.
También debemos abrir espacio a las familias, a los cuidadores invisibles que sostienen la vida con amor, muchas veces sin acompañamiento ni orientación. Ellos tienen historias que no solo conmueven, sino que pueden guiar políticas más humanas y eficaces. La nueva “Ley Fin del Cáncer Cervical en Colombia” fue redactada bajo la perspectiva de la escucha como herramienta de gobernanza. Inspirados por la experiencia de la fundación SalBo de aprender haciendo, de recorrer los municipios de Colombia acompañando la vacunación, el tamizaje y el inicio del tratamiento, es que entendimos que escuchar atentamente permite mapear barreras, ajustar respuestas y construir confianza. Es así como se consolida una cultura de prevención.
Este país no puede seguir reaccionando tarde. Necesitamos una ciudadanía consciente e informada, un estado vigilante y un sistema de salud que entienda que cada voz aporta para la construcción de un sistema más humano. Porque eliminar el cáncer cervical no es solo una meta sanitaria: es un acto de justicia, dignidad y amor colectivo. Escuchar, en todas sus formas, es el primer paso hacia la eliminación. hsalamanca@fundacionsalbo.org








