Un error en la sala de audiencias puso en entredicho la credibilidad del testigo clave en el caso de la desaparición de Kelly Johanna Plazas Maná, reviviendo dudas sobre la consistencia del proceso judicial.
DIARIO DEL HUILA, JUDICIAL
La audiencia por el caso de la desaparición de la agente inmobiliaria Kelly Johanna Plazas Maná dejó en evidencia un giro inesperado: el principal testigo del proceso incurrió en un error al identificar a uno de los acusados, lo que generó tensión en el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Neiva y abrió dudas sobre la solidez de su declaración.
Este jueves, en una nueva sesión adelantada en el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Neiva, se escuchó el testimonio de Jorge Eliecer Guzmán, empleado del restaurante “La Cabañita” y considerado uno de los últimos en ver con vida a Kelly. Su intervención, lejos de despejar dudas, abrió un nuevo debate dentro del proceso, al incurrir en un error de señalamiento que obligó al juez a detenerse en aclaraciones: Guzmán confundió a uno de los acusados, identificando erróneamente a Rafael Antonio Puentes Ortega en lugar de Alexis Sotelo Salas, supuestamente conductor del vehículo en el que se movilizó la víctima.
El contexto: un caso que no avanza al ritmo esperado
Han pasado ya más de cinco meses desde que Kelly Johanna Plazas salió a mostrar un lote en la zona de Riverita y nunca más regresó. Su carro apareció abandonado frente al restaurante donde solía detenerse, pero de ella no se volvió a saber nada.
La Fiscalía General de la Nación acusó a Fidel Borrero Solano —expareja de Kelly y señalado como principal sospechoso—, a Alexis Sotelo Salas y a Rafael Antonio Puentes Ortega, bajo el cargo de desaparición forzada. El juicio oral se instaló con un catálogo de 29 testigos, de los cuales apenas se han escuchado 10.
En audiencias previas, se conocieron versiones que aportaron datos significativos. El jardinero y comisionista Nelson Mauricio Valderrama aseguró haber acompañado a Kelly a mostrar un predio días antes de la desaparición y reconoció en un álbum fotográfico al copiloto del vehículo que la acompañaba: Alexis Sotelo Salas. Por su parte, la agente inmobiliaria Doris Liliana Carreño describió a Kelly como una colega estrictamente laboral, aunque ratificó que su expareja, Fidel Borrero, atravesaba problemas de consumo de alcohol y sustancias.
Este telón de fondo dio paso a lo que sería el momento crucial de la audiencia de este jueves: la declaración de Jorge Eliecer Guzmán.
El testimonio del parrillero
Con voz firme, aunque titubeante en algunos pasajes, Guzmán relató lo que vio aquella tarde del 1 de marzo. Según su testimonio, Kelly llegó en su vehículo al restaurante La Cabañita, lo dejó estacionado en la entrada y se subió a un Twingo gris en compañía de dos hombres. El vehículo, dijo, permaneció allí apenas diez minutos, tiempo en el cual incluso él ofreció una muestra de carne a los ocupantes.
“Ella llegó, dejó el carro y se montó en el Twingo. El carro se fue por la vía destapada que sale del restaurante. Todo pasó en cuestión de minutos”, explicó ante el estrado.
El relato coincide con lo ya narrado en marzo, cuando Guzmán rindió entrevista ante el CTI apenas tres días después de la desaparición. “En esa fecha recordaba mejor, porque todo estaba más fresco”, admitió, al ser confrontado sobre inconsistencias en su memoria.
La confusión: Sotelo o Puentes
La novedad de la diligencia fue la confusión de Guzmán en el señalamiento de los acusados. Al ser preguntado por la identidad del conductor del Twingo, inicialmente señaló a Rafael Antonio Puentes Ortega, presente en la sala con tapabocas. Minutos después rectificó:
“Me confundí porque el señor tenía tapabocas y se parece mucho al otro. Pero yo me refería al otro señor”, aclaró.
El error abrió un intenso cruce entre la defensa y la Fiscalía. Para los abogados de los acusados, el testimonio perdió solidez. Para la Fiscalía, se trató de un error explicable por el tiempo transcurrido y por las circunstancias de la audiencia.

Entre recuerdos y olvidos
La defensa, aprovechando la debilidad de la memoria del testigo, le mostró apartes de su entrevista inicial. Allí, Guzmán afirmaba que Kelly le dijo no saber quién la recogería. Sin embargo, en la audiencia aseguró no recordar que ella le hubiera mencionado nada sobre el tema.
“Comprenderá, doctor, que ya ha pasado tiempo. Lo que hablé con ella ese día ya no lo recuerdo igual”, insistió.
El juez intervino para frenar los cuestionamientos excesivos, recordando a la defensa que no podía aprovecharse del nivel educativo del testigo para desacreditarlo.
El carro de Kelly y la extraña espera
Otro punto clave del testimonio de Guzmán fue lo ocurrido con el carro de Kelly. Dijo que al día siguiente, cuando llegó a trabajar hacia las 7:00 de la mañana, el vehículo seguía parqueado frente al restaurante.
“Se me hizo raro que nadie lo hubiera movido en toda la noche. Pensé: antes no se lo robaron”, declaró.
Posteriormente, aseguró, llegaron familiares de Kelly y funcionarios del CTI, quienes abrieron el carro y lo retiraron. Guzmán, sin embargo, reconoció no haber visto quién lo condujo ni cómo se lo llevaron.
Ocho días antes: el Suzuki naranja
El testigo también recordó un episodio ocurrido una semana antes de la desaparición. Kelly había estado en el restaurante y le pidió que cuidara su carro. En esa ocasión, fue recogida por un Suzuki 410 naranja, en el que se marchó alrededor de una hora y media.
“Cuando volvió, hasta me quiso pagar por cuidarle el carro, pero no acepté. Desde ahí la distinguí bien”, afirmó.
Ese recuerdo reforzó la certeza de que la reconoció plenamente el día de la desaparición.

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Tensión en sala y cuestionamientos a la Fiscalía
La audiencia también dejó ver tensiones entre los intervinientes. La defensa cuestionó la experiencia judicial previa de Guzmán, quien admitió haber estado detenido por un caso de homicidio del que no fue condenado. El juez, sin embargo, cortó el interrogatorio, recordando que no era el testigo quien estaba siendo juzgado.
Por su parte, el fiscal delegado sorprendió al admitir dificultades de agenda, argumentando que debía atender otra audiencia sobre un caso de porte ilegal de armas traumáticas. La reacción del juez fue inmediata:
“No puede darle prioridad a un mero porte de armas traumáticas sobre un proceso por desaparición forzada en el que hay tres personas privadas de la libertad”, advirtió en tono firme.
Finalmente, la sesión concluyó hacia las 11:34 de la mañana, con citación para continuar este viernes a partir de las 9:00 a.m., en el Palacio de Justicia.
Antecedentes: voces que apuntan a Sotelo
En la memoria reciente aún pesa lo ocurrido en julio, cuando el testigo Nelson Mauricio Valderrama reconoció en álbum fotográfico a Alexis Sotelo Salas como el copiloto que acompañaba a Kelly el día que mostró un lote en Riverita.
“Yo reconocí al copiloto”, dijo con contundencia, al señalarlo entre las imágenes exhibidas por la Fiscalía.
Ese reconocimiento, junto con la rectificación de Guzmán en la audiencia de este jueves, refuerza la hipótesis del ente acusador sobre el rol de Sotelo en los últimos movimientos de la víctima.

El entorno de Kelly: trabajo, familia y tensiones
Más allá de las contradicciones procesales, las audiencias han revelado detalles sobre la vida personal y laboral de Kelly. Colegas como Doris Liliana Carreño la describieron como una mujer entregada a su trabajo, pero también confirmaron que su expareja, Fidel Borrero, tenía problemas de adicciones y episodios de agresividad.
Además, en testimonios recientes se habló de un “millonario empresario” interesado en adquirir un lote a través de Kelly, lo que amplía las hipótesis sobre los móviles de la desaparición.
Un caso que exige respuestas
La desaparición de Kelly Johanna Plazas Maná no es solo un expediente judicial: es la tragedia de una familia y de una comunidad que aún espera respuestas. Madre de familia y reconocida en el gremio inmobiliario, su ausencia ha dejado una herida abierta en Neiva.
Con más de 19 testigos aún por declarar, el proceso apenas se encuentra en su primera fase. Mientras tanto, los acusados permanecen privados de la libertad y el juicio avanza con tropiezos, en medio de contradicciones, recuerdos difusos y tensiones entre las partes.
Por ahora, lo único claro es que cada audiencia se convierte en una pieza más de un rompecabezas incompleto, donde la verdad sobre lo ocurrido con Kelly sigue siendo la gran ausente.

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