El sistema de salud colombiano enfrenta una crisis sin precedentes. Las Entidades Promotoras de Salud (EPS) intervenidas por el Gobierno concentran el 98 % del déficit patrimonial del sector, con pérdidas que se han duplicado en un solo año. Expertos advierten que la situación financiera crítica tiene consecuencias directas en la atención de los pacientes y la sostenibilidad del sistema.
DIARIO DEL HUILA, SALUD
La situación financiera de las EPS intervenidas en Colombia ha llegado a niveles alarmantes. Según el más reciente informe del observatorio Así Vamos en Salud, estas entidades acumulan un déficit patrimonial de $10,03 billones de pesos, cifra que representa el 98,3 % del déficit total del sistema de aseguramiento en salud, el cual alcanza los $10,2 billones al cierre del primer trimestre de 2025.
Más preocupante aún es la tendencia creciente de este déficit en los últimos tres años. Mientras que en el primer trimestre de 2022 era de apenas $1,3 billones, en 2023 subió a $3,3 billones, en 2024 fue de $5,7 billones y en 2025 ya supera los $10 billones. Esto implica un incremento del 140 % entre 2022 y 2023, y del 74,5 % entre 2024 y 2025.
El informe destaca que este deterioro se explica principalmente por la drástica reducción de activos en las EPS intervenidas, que pasaron de $12,1 billones en 2022 a solo $6,7 billones en 2025. Al mismo tiempo, los pasivos aumentaron significativamente, alcanzando los $16,8 billones este año.

Un sistema sin respaldo financiero
Para el exministro de Salud y actual director del observatorio, Augusto Galán, la raíz de esta crisis radica en la desfinanciación sistemática del sistema por parte del Gobierno. “El Ministerio ha desacatado las órdenes de la Corte Constitucional en cuanto a la Unidad de Pago por Capitación (UPC), y ha cumplido de forma parcial el giro del presupuesto máximo hasta diciembre de 2024. Este año, ambos factores están desfinanciados”, asegura.
Galán advierte que la falta de financiación no solo compromete la estabilidad financiera de las EPS, sino que ya está impactando directamente en la calidad del servicio a los usuarios. “Ya estamos viendo la peor consecuencia: tratamientos retrasados o suspendidos, lo que ha generado un aumento drástico de tutelas y quejas. Los pacientes denuncian una crisis humanitaria”, afirma.
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EPS en caída libre
De las EPS intervenidas, Sanitas es uno de los casos más dramáticos. En abril de 2024 tenía un patrimonio positivo de $21.000 millones, pero un año después este se transformó en un patrimonio negativo de $1,1 billones, una caída del 5.702 %. El informe señala que este comportamiento evidencia una “situación crítica que compromete seriamente su sostenibilidad financiera”.
Coosalud, intervenida en noviembre de 2024, también presenta una pérdida patrimonial de $1,3 billones en un solo año. Pasó de tener un saldo positivo de $228.000 millones a uno negativo de $1,08 billones. Por su parte, Famisanar encabeza el listado de déficit con un patrimonio negativo de $2,4 billones, tras haber tenido un déficit de $1,5 billones en 2024.
Otras EPS como Savia Salud y Emssanar muestran tendencias similares. Savia pasó de un déficit de $0,5 billones en 2023 a $1,17 billones en 2025. Emssanar, intervenida antes del actual Gobierno, acumula un déficit de $1,7 billones, el segundo más alto del sistema.
Recuadro: Una bomba de tiempo en el sistema de salud
Desde 2022 no hay información financiera disponible de la Nueva EPS, la más grande del país y bajo intervención desde abril de 2024. Esto implica que la crisis real podría ser aún mayor. La falta de transparencia financiera impide conocer el alcance total del problema.

El informe advierte que el sistema enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes.
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