Por: Mario Solano
Un cambio en la reacción ante conductas que transgreden valores sociales fundamentales, ¿porque? Las redes sociales, los medios de comunicación han contribuido a una nueva dinámica donde el pudor y la censura moral parecen desaparecer. Esto plantea otra pregunta: ¿por qué no hay pudor cuando se actúa en contra de muchos valores sociales y nadie dice nada? Uno de los factores más influyentes en comportamientos inapropiado es la repetición constante de ciertas actitudes que ha llevado a una desensibilización colectiva. La exposición diaria a contenidos que transgreden normas sociales genera una aceptación implícita, donde lo extraordinario se vuelve ordinario, ejemplo como masacres y corrupción a diario. Otro aspecto es la individualización, estamos más enfocado en el bienestar personal y la autorrealización, que en los valores colectivos. Las personas priorizan su libertad individual sobre las normas sociales, esto lo justifican con el argumento del desarrollo individual y soy autentico sin importar las reglas sociales. Esto a debilitado el sentido de responsabilidad hacia la comunidad, fomentando la indiferencia hacia las consecuencias sociales. Las redes sociales desempeñan un papel fundamental, permitiendo a los individuos exhibir su vida pública y privada, para obtener reconocimiento y aprobación. Esa búsqueda de validación lleva a muchos a romper con los valores tradicionales como una forma de destacarse en un entorno saturado de información. El debilitamiento de las instituciones también contribuye a esta situación, escándalos de corrupción, el descrédito de figuras de autoridad a llevado a la pérdida de confianza en sistemas tradicionales como la iglesia, el gobierno. La teoría de la espiral del silencio, lleva a las personas a no expresar su opinión si, esta no coincide con la mayoría, por temor a ser agredidas o pensar que al ser minoría están equivocadas y eligen no intervenir, ese temor a ser marginados por la opinión pública es rápidamente polarizada. La idea de que no existe una verdad universal y que cada grupo o individuo tiene derecho a definir sus propias normas, ha llevado a una actitud de tolerancia extrema, debilitado la capacidad de la sociedad para establecer límites claros entre lo aceptable y lo inaceptable. Este escenario plantea un desafío para la construcción de una sociedad más reflexiva y consciente, donde los valores colectivos pueden y deben coexistir con la diversidad y la libertad individual. Les deseo un feliz año 2025 y gracias por ser parte de esta gran familia.
