El Catatumbo, en Norte de Santander, atraviesa una nueva etapa de violencia extrema debido al enfrentamiento entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias del Frente 33 de las extintas Farc.
Este conflicto armado, que azota una de las zonas más complejas y estratégicas del país, amenaza con profundizar la crisis humanitaria y afectar los avances en el proceso de paz en Colombia.
En un comunicado difundido el 19 de enero, el ELN declaró que los cinco firmantes del acuerdo de paz asesinados recientemente en el Catatumbo “no eran civiles”, sino integrantes activos de las milicias de las disidencias de las Farc. “El objetivo de nuestras acciones son el grupo armado del Frente 33 de las ex-Farc, sus milicias armadas y su estructura económica; por tanto, los llamados ‘firmantes de paz’ que han sido dados de baja en las operaciones realizadas no eran civiles, sino activos jefes de milicias y responsables de finanzas del 33”, afirmó el grupo guerrillero en su declaración.
Según el ELN, las operaciones llevadas a cabo en la región han resultado en la incautación de armas, cocaína y elementos logísticos pertenecientes a las disidencias, lo que respaldaría sus afirmaciones. “Bien conocen los pobladores de la región las acciones de estos milicianos, pero desconocidas para los funcionarios y gobernantes que opinan desde las oficinas en Bogotá e ignoran las realidades de la región”, añadieron.
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El comunicado también criticó las acciones del Gobierno Nacional, acusándolo de militarizar la zona sin abordar las necesidades estructurales del territorio. Según el ELN, la visita reciente del presidente Gustavo Petro a Tibú, en la que se mencionó la posibilidad de declarar un «Estado de Conmoción Interior«, es insuficiente frente a la exigencia de las comunidades para cumplir con el Pacto Territorial por el Catatumbo, una deuda histórica que, según el grupo armado, sigue sin saldarse.
En su declaración, el ELN reiteró que sus ataques tienen como principal objetivo a Richard Suárez, señalado como el jefe del Frente 33 de las disidencias. Además, defendió que sus acciones se limitan a confrontar a las estructuras armadas de las ex-Farc y que no buscan afectar a las comunidades.
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