En el país se ha vuelto paisaje que se sigan presentando bloqueos en las vías urbanas y rurales por comunidades que salen a protestar por el permanente incumplimiento del gobierno nacional para atender las demandas sociales y económicas que se comprometieron durante la campaña presidencial y que una vez asumieron el poder, se han olvidado de los sectores sociales que esperanzados votaron por el cambio. La sociedad colombiana se encuentra hastiada por los permanentes bloqueos que se están presentando en las vías urbanas y rurales de los municipios colombianos. Existe un panorama desalentador para que las familias colombianas, salgan a disfrutar los paisajes y los atractivos turísticos que nos ofrece la naturaleza, por el temor y el pánico que se presentan cuando un grupo de personas salen a taponar las rutas viales, con el fin de protestar ante los incumplimientos de las promesas que les hacen para atender sus demandas sociales. Ha venido creciendo en el país una modalidad de manifestación social que empieza a preocupar por sus consecuencias económicas y sus efectos en la libre circulación de carga y de ciudadanos por el territorio nacional. Se trata de los bloqueos prolongados e indefinidos de carreteras y vías públicas a cargo de personas que protestan por diversas razones y que generan impactos en el ejercicio de los derechos individuales y colectivos del resto de la población.

Tal es el caso de los taponamientos que se están presentando desde el lunes anterior en las vías de la ruta al sur en el Huila y en los departamentos del Tolima y el Meta, por el paro de los arroceros que demandan una mayor atención de las instancias nacionales que hasta el momento, no han atendido sus justas demandas. Los afectados son las familias colombianas, por la forma irracional en su actuar de este sector gremial como impiden el paso vehicular y el transporte de los bienes básicos para mantener la dinámica productiva. Nuestro departamento, no escapa a dicho flagelo. Los carros de la basura de los municipios no pueden cumplir con su misión para botar sus residuos en el relleno sanitario los Ángeles, lo cual están generando una emergencia sanitaria en los municipios que vienen a depositarlos.

No es justo que la sociedad surcolombiana y de los departamentos afectados vuelvan a vivir los tristes episodios soportados en años anteriores por los bloqueos de las vías que alteraron la tranquilidad, el bienestar de las familias colombianas y afectaron la dinámica económica del país, por culpa de una polarización política absurda que todavía persiste desde hace más de tres décadas. Desafortunadamente la falta de autoridad y así persistan las intenciones del gobierno nacional, para estructurar vías de diálogo, han sido infructuoso encontrar el sendero para atender eficazmente las demandas de estas comunidades que han empezado a desilusionarse del nuevo accionar gubernamental.