Diario del Huila

El trino de la discordia

Ene 29, 2025

Diario del Huila Inicio 5 Opinión 5 El trino de la discordia

Por: Juanita Tovar Sandino

En las últimas horas, Colombia ha enfrentado una de las crisis diplomáticas más agudas de los últimos años, marcada por un enfrentamiento público entre el presidente Gustavo Petro y el recién posesionado Donald Trump a través de X (antes Twitter). Este episodio no solo ha captado la atención internacional, sino que también ha evidenciado cómo las redes sociales se han convertido en un campo de batalla para la política exterior, con repercusiones materiales que, al final del día, terminan afectando a los ciudadanos de a pie. Esta crisis, aunque distinta en su naturaleza, nos recuerda otros momentos históricos en los que Colombia ha enfrentado tensiones diplomáticas con Estados Unidos, como la “Guerra de las Maletas” en 1921 o las graves tensiones durante el gobierno de Ernesto Samper en la década de 1990. Sin embargo, lo que distingue este nuevo capítulo es su desarrollo en un contexto lejano a los canales diplomáticos tradicionales, donde la inmediatez de las redes sociales ha amplificado los riesgos y las consecuencias.

Para entender la magnitud de lo que está en juego, es útil recordar algunos antecedentes históricos. En 1921, durante el llamado “Incidente de Leticia”, Colombia y Perú se enfrentaron por el control de la región amazónica de Leticia. Estados Unidos intervino como mediador, pero la crisis se agravó cuando el embajador estadounidense en Bogotá, Samuel H. Piles, fue acusado de favorecer los intereses peruanos. Este episodio, conocido como la “Guerra de las Maletas”, generó un enfriamiento temporal en las relaciones bilaterales y dejó en claro cómo las tensiones diplomáticas pueden tener repercusiones duraderas. Años más tarde, durante el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), Colombia enfrentó una de sus crisis más graves con Estados Unidos debido al escándalo del “Proceso 8.000”, que vinculaba al gobierno con dineros del narcotráfico. En ese momento, Estados Unidos llegó a considerar la posibilidad de retirar la certificación antidrogas a Colombia, lo que hubiera tenido consecuencias devastadoras para la economía y la imagen internacional del país.

Hoy, la crisis diplomática entre Petro y Trump tiene un escenario distinto: las redes sociales. A diferencia de los canales tradicionales de la diplomacia, donde las disputas se manejan con discreción y protocolo, las redes sociales permiten que los mensajes se difundan de manera inmediata y sin filtros. Esto, aunque puede parecer democratizador, también tiene un lado oscuro: la falta de control y la posibilidad de que un tuit malinterpretado o impulsivo desate una cadena de consecuencias imprevisibles. En este caso, el enfrentamiento entre los presidentes de Colombia y Estados Unidos, no solo ha generado tensiones políticas, sino que también ha tenido repercusiones concretas en sectores clave de la economía colombiana.

Uno de los sectores más afectados ha sido el de las empresas fintech, que se dedican a suministrar ayudas financieras a migrantes. Estas empresas han enfrentado esta semana un recorte significativo en los flujos de capital, lo que ha dificultado su operación y, en algunos casos, las ha llevado al borde del colapso. Para los migrantes que dependen de estos servicios, las consecuencias son aún más graves: muchos se han quedado sin acceso a remesas, que son su principal sustento. Además, estudiantes colombianos con visas vencidas que necesitan regresar a Estados Unidos para continuar sus estudios se han visto atrapados en un limbo burocrático, sin saber si podrán reanudar su formación académica. Estas son solo algunas de las muchas historias que ilustran cómo las decisiones tomadas en el ámbito de la política exterior pueden tener un impacto directo en la vida de las personas.

Es importante destacar que, en medio de estas tensiones, los gobernantes tienen una responsabilidad especial. Sus mensajes no solo deben ser claros y coherentes, sino también medidos, para evitar que se conviertan en vehículos para el caos. En el caso de Trump, su estilo de comunicación siempre ha estado marcado por la polémica y la búsqueda de reacciones inmediatas. Sin embargo, esto no exime a otros líderes, como Petro, de la responsabilidad de actuar con prudencia. La diplomacia no es un juego, y las palabras pronunciadas en redes sociales pueden tener consecuencias tan reales como las de un tratado internacional.

En este contexto, es necesario salir del discurso romántico y enfrentar la realidad con pragmatismo. Hablar de dignidad humana, por ejemplo, pierde sentido cuando se ignora que las cárceles en Colombia son una verdadera negación de esa dignidad. Los gobernantes deben ser cercanos con sus mensajes, pero también deben evitar a toda costa que estos se conviertan en fuentes de inestabilidad. La inmediatez de las redes sociales no puede ser una excusa para la irresponsabilidad.

En conclusión, la crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos, desatada en las redes sociales, es un recordatorio de los riesgos que conlleva la politización de la diplomacia en la era digital. Aunque las redes sociales pueden ser una herramienta poderosa para la comunicación, también tienen el potencial de amplificar los conflictos y generar consecuencias imprevistas. Al final del día, los que terminan pagando el precio son los ciudadanos comunes, aquellos que dependen de la estabilidad económica y política para llevar una vida digna. Por eso, es imperativo que los líderes actúen con responsabilidad y piensen en las consecuencias de sus palabras, no solo en el corto plazo, sino también en el largo plazo. La diplomacia no puede ser una víctima más de la era de la inmediatez, así que ojo porque en este caso casi se desata una crisis devastadora, por una publicación en una red social, por el trino de la discordia.

Tal vez te gustaría leer esto