ALFREDO VARGAS ORTIZ
Orgullosamente abogado y profesor de la Universidad Surcolombiana
Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Colombia
El departamento del Huila es rico en diversidad de paisajes, climas, cultivos, recursos naturales y minerales, y, sobre todo, en un talento humano excepcional. La amabilidad de nuestra gente se convierte en un instrumento excelente para mejorar nuestro potencial turístico. Ni qué decir del honroso primer lugar en producción de café, tilapia, pasifloras e importantes posiciones en materia de cacao, arroz, entre otros productos.
Sin embargo, adolecemos de graves índices de pobreza monetaria: el 40,9 % en 2022 y el 37,3 % en 2023 de nuestros pobladores padecen este fenómeno. El Huila tiene una muy baja calidad educativa, tanto a nivel superior como en primaria y secundaria, con un 62 % de cobertura en transición, lo que deja a un número significativo de niños sin el derecho a educarse. Finalmente, somos el departamento número 12 en materia de competitividad.
En los últimos 10 años, por concepto de transferencias de la Nación, el departamento del Huila ha recibido más de 10 billones de pesos. Lo que uno se pregunta es: ¿qué ha pasado con esos recursos? Cuando se observa la malla vial deteriorada, la infraestructura educativa abandonada, el desempleo generalizado y la pobreza reproduciéndose, resulta alarmante.
La respuesta es una sola: no hemos sido dirigidos de la mejor manera. Por ello, es fundamental que tengamos mejores liderazgos, conscientes de las necesidades de nuestra gente y, sobre todo, con suficiente capacidad de gestión para resolver los problemas urgentes que nos aquejan. Los politiqueros de oficio han demostrado su incapacidad para generar riqueza; le han dado la espalda a las comunidades y se han enriquecido a costa de los recursos públicos. Nuestros niños, jóvenes, mujeres e indígenas se han visto directamente afectados por la corrupción campante que se ha tomado las instituciones, en detrimento de nuestro pueblo.
En 2025, volverán los politiqueros de siempre a pedir el voto para seguir haciendo lo mismo: estar presentes y amorosos en las elecciones, pero bravos y ausentes una vez reciben la curul. Esperemos que el pueblo despierte y que podamos darle al Huila los senadores y representantes a la Cámara que se merece. El reto es que, de la mano de ellos, hagamos del Huila un territorio próspero, libre de pobreza, ambientalmente sostenible y en paz.








