Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
A pesar de los reiterados anuncios oficiales donde afirman que el sistema de salud de las familias colombianas va excelentemente bien en el país, y donde muestran unos cuadros estadísticos optimistas, cuyos resultados frente a los anteriores gobiernos, son muy positivos, deseo expresarles a mis lectores con mucho respeto, algunos juicios de valor que contrarían la verdadera realidad que estamos viviendo en Colombia. Me puse a la tarea de visitar algunos centros de urgencias del Hospital Universitario de Neiva y de algunas clínicas privadas que operan en la capital del departamento para preguntarles a los familiares de los pacientes sobre la calidad de la atención que les brindan cuando acuden a estos centros para que les atiendan sus demandas para encontrar una mejoría en su estado de salud. Me sorprendí con los comentarios totalmente negativos que me comentaban. Con las 50 personas que tuve la oportunidad de dialogar personalmente, todas coincidían que se les había convertido en un verdadero viacrucis para lograr que fueran atendidos oportunamente, que era muy difícil que un especialista les brindara una atención en el corto plazo. En muchas ocasiones que les daban la cita, superaban dos meses. Y si necesitan un procedimiento quirúrgico, el problema es mayúsculo: superan los tres meses. Si necesitan el suministro de medicamentos, son colas interminables y cuando llegan a la ventanilla, solo les entregan uno o dos, de los cuatro que les formulan. Les toca comprarlos por su cuenta.
Es inhumano la forma como están atendiendo a las personas que solicitan los servicios médicos. Y si son patologías con enfermedades huérfanas o raras, es más difícil que les brinden eficientemente sus tratamientos. Por tal motivo, me atrevo a emitir estos juicios de valor sobre el Sistema Nacional de Salud. Es muy deficiente, así el gobierno nacional diga que es excelente el nuevo modelo que han venido implementando. Diariamente se observan a través de los medios de comunicación y las redes sociales, el viacrucis que se presentan en otras ciudades del país. Parecen que vivieran en la estratosfera. No hay derecho que se esté degradando al ser humano de esta manera. Con ello. No estoy haciéndole oposición al presidente Gustavo Petro Urrego. Soy un analista económico y de la verdadera realidad social que estamos viviendo. Considero que, como primer mandatario de los colombianos, debe liderar y tomar el mando, para corregir todas estas deficiencias que presenta el Sistema. Será interesante que personalmente asistiera de manera incógnito en las horas de la noche y observara personalmente los cuadros dantescos que se están presentando en los hospitales y clínicas del país.
Como ser humano y padre de familia, debe liderar una política de salud, sin sesgos ideológicos. Usted mismo debe comprobar y evidenciar la veracidad de esta cantidad de informes y cuadros estadísticos que le presentan a su despacho. Si descubre que no son ciertos, debe sacar de la nómina a esos malintencionados funcionarios y contratistas que laboran en el área de la salud. Señor presidente, lo comprendo por los múltiples compromisos que tiene como jefe de Estado. A su señoría le están diciendo mentiras. Si lo decide, hágase acompañar de su ministro de Hacienda, Germán Ávila Plazas. El estudió conmigo la carrera de Economía en la Universidad Nacional de Colombia, donde nos graduamos. El tiene un alto sentido social, como lo tiene usted señor Presidente. Con él, manejamos el mismo lenguaje. A nosotros nos formaron con criterios técnicos y evidencias; somos muy buenos para interpretar cuadros estadísticos, y sabemos correccionarlos con la realidad social y económica que vive el país. Germán es un brillante profesional. El si le dice la verdad. No coloque a activistas para dirigir esta área de la salud, que es muy sensible para el bienestar de los colombianos. Un abrazo.








