La exministra de Salud y hoy precandidata presidencial del Pacto Histórico, Carolina Corcho, aseguró en diálogo con Diario del Huila que la consulta interna de su coalición “sigue firme” y que Colombia necesita profundizar las transformaciones iniciadas por el presidente Gustavo Petro.
DIARIO DEL HUILA, ENTREVISTA
Por: María Camila Mosquera M.
La médica y exministra de Salud, Carolina Corcho, hoy precandidata presidencial del Pacto Histórico, visitó el Huila y conversó con Diario del Huila sobre el panorama político del país, el futuro de la consulta de su coalición y las principales propuestas con las que busca darle continuidad al proyecto de cambio iniciado por el presidente Gustavo Petro. En una entrevista amplia, Corcho habló sobre el fallo del Tribunal Superior de Bogotá, las reformas, la paz total y las relaciones internacionales que proyecta para Colombia.
Empecemos con la pregunta que todo el país se hace: ¿qué va a pasar con el fallo del Tribunal y qué viene para la consulta popular?
La consulta sigue su curso. El próximo 26 de octubre, los 39 millones de colombianos y colombianas habilitados para votar, según la Registraduría Nacional, podrán participar libremente. Es una consulta abierta para elegir entre los tres precandidatos presidenciales del Pacto Histórico, y también para definir las listas al Senado y la Cámara.
No existe ningún fallo judicial que suspenda este proceso. Ningún juez de la República ha ordenado detener la consulta, por lo tanto, toda la institucionalidad electoral —la Registraduría, el Ministerio de Defensa y demás entidades— continúa con el despliegue logístico y operativo. Suspenderla ahora, después de las inversiones públicas ya realizadas, sería incluso incurrir en un prevaricato.
Entonces, ¿quiénes estarán finalmente en la consulta del Pacto Histórico?
Estaremos Iván Cepeda, Daniel Quintero y Carolina Corcho. El fallo del Tribunal no afecta ni la coalición ni las personerías jurídicas. Este proceso sigue su curso, y además de definir la candidatura presidencial, servirá para organizar las listas al Congreso con un criterio de paridad y cremallera, que garantice la representación de las mujeres y los territorios.
Esta consulta es el paso previo para presentarnos al certamen electoral de marzo, cuando se eligen los congresistas y se consolida la candidatura presidencial única del Pacto Histórico.
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Usted comparte escenario con dos figuras masculinas. ¿Por qué Carolina Corcho debería ser la candidata del Pacto Histórico?
Porque ayudé a construir el programa de gobierno del presidente Gustavo Petro. Conozco a profundidad cada una de sus reformas, los fundamentos y los obstáculos que ha tenido. No soy una improvisación electoral. Llevo dos años recorriendo el país, dialogando con la ciudadanía, escuchando sus problemas y sus esperanzas.
Colombia necesita continuar y profundizar el proceso de justicia social que comenzó este Gobierno. No podemos retroceder. Este es un proyecto de cambio sustentable, que requiere una reforma agraria integral, apoyo a los sectores productivos y una visión de desarrollo regional.
El Huila, por ejemplo, tiene un potencial agrícola enorme. Necesita conectividad con la Orinoquía y el Pacífico para aprovechar la franja comercial con China, impulsada por el presidente Petro. Si fortalecemos la infraestructura y la asistencia técnica al campesinado, esta región puede ser una potencia exportadora de café, cacao y alimentos. Como mujer y como profesional con experiencia en políticas públicas, puedo liderar la continuidad transformadora que el país necesita.
El país sigue dividido. ¿Qué correcciones haría usted al plan de gobierno actual?
Lo primero es que necesitamos mayorías en el Congreso. El presidente Petro no contó con ellas, y su programa incluye transformaciones estructurales que no se logran con maquillajes ni discursos. Por ejemplo, la reforma agraria debió haberse hecho hace décadas. El Huila debería ser uno de los departamentos más ricos del país, pero sigue limitado por la falta de vías terciarias, conectividad y apoyo estatal.
También debemos replantear la política de paz total. Es una política pública valiosa, pero requiere ajustes. En mi gobierno vamos a revisar cada mesa de negociación. Con los grupos ligados al narcotráfico, debemos avanzar en una ley de sometimiento a la justicia que permita desmantelar estructuras criminales, reparar a las víctimas y revelar los vínculos del narcotráfico con la política.
Y con los otros grupos armados, debemos mantener la disposición al diálogo, pero sin permitir abusos. No aceptaremos ceses al fuego que se conviertan en licencias para fortalecer el crimen. La paz requiere condiciones: no reclutamiento de menores, no asesinatos de líderes sociales y no secuestros. La mano estará tendida, pero con límites claros.
Usted lideró la polémica reforma a la salud. ¿No teme que eso afecte su aspiración presidencial?
En absoluto. La realidad me dio la razón. Los organismos de control han confirmado lo que denunciamos: la corrupción estructural del sistema de salud. La Fiscalía imputó cargos por un robo de 70.000 millones de pesos en la Nueva EPS; la Superintendencia de Salud descubrió facturación falsa por 5 billones, y la Contraloría ha hablado de un saqueo de 11,3 billones durante la pandemia.
Todo esto demuestra que el modelo de la Ley 100 está agotado. Ha permitido el desvío de recursos públicos mientras millones de colombianos sufren el “paseo de la muerte”. Si el Congreso actual no aprobó la reforma, volveremos a presentarla. Colombia necesita un sistema de salud público, transparente y centrado en la atención, no en la intermediación financiera.
¿Cómo ve el panorama internacional si llega a la presidencia?
Vivimos un contexto global complejo. No solo Colombia, sino el mundo entero enfrenta una reconfiguración geopolítica. Los Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, tomaron decisiones que impactaron el comercio global: endurecieron las políticas migratorias, mantuvieron su dependencia del petróleo y elevaron los aranceles para reindustrializar su economía.
Frente a eso, el presidente Petro hizo lo correcto: diversificar las relaciones internacionales. No podemos depender de un solo socio comercial. Debemos fortalecer la integración latinoamericana, las relaciones con la Unión Europea y los países asiáticos.
Apoyo plenamente la decisión de que Colombia se acerque a los BRICS, un bloque que representa una alternativa a los organismos financieros tradicionales. Acceder a esa banca multilateral significa tener más autonomía económica y política.
¿Cómo manejaría las relaciones con Venezuela?
Las relaciones han mejorado gracias a la reapertura fronteriza. El gobierno de Iván Duque cometió un error gravísimo al cerrarla por motivos ideológicos. De esa frontera dependen seis millones de colombianos y venezolanos. Su cierre afectó la economía, la seguridad y la cooperación en la lucha contra el crimen transnacional. Se estima que se perdieron 10.000 millones de dólares en comercio.
Uno de los grandes aciertos del presidente Petro fue restablecer las relaciones diplomáticas y económicas. En mi gobierno no se cerrará la frontera. Vamos a mantener los convenios binacionales y fortalecer el intercambio comercial. Venezuela puede ser un destino clave para las exportaciones colombianas, especialmente del sector agrícola, lo que generaría empleo y desarrollo para regiones como el Huila, Arauca o Norte de Santander.
Hablemos del Huila. ¿Qué representa esta región para su proyecto político?
—El Huila simboliza los desafíos y las oportunidades del cambio. Es un departamento con una estructura productiva privilegiada, pero desaprovechada. Su potencial agrícola, energético y turístico puede convertirse en motor de desarrollo nacional.
Queremos que el Huila tenga asistencia técnica permanente para sus campesinos, créditos blandos para los pequeños productores, infraestructura para el comercio y una red de vías que lo conecte con el Pacífico y la Orinoquía. Esta es una región estratégica para el futuro del país.
También necesitamos fortalecer la educación superior pública. No puede ser que los jóvenes huilenses tengan que salir del departamento para formarse o buscar empleo. La justicia social comienza por garantizar oportunidades en el territorio.
¿Cómo convencer a un país polarizado de que continúe el proyecto del Pacto Histórico?
Mostrando resultados y coherencia. El cambio no es un salto al vacío; es un proceso. Este Gobierno ha enfrentado enormes resistencias de sectores que se han beneficiado históricamente de la desigualdad. Pero Colombia no puede volver atrás.
Mi propuesta no es repetir, sino profundizar las transformaciones: una economía productiva que reemplace el extractivismo, una salud pública digna, una educación gratuita y de calidad, una política agraria justa y una paz basada en la verdad y la reparación.
La división del país no se resuelve con discursos vacíos, sino con hechos que mejoren la vida de la gente. Cuando los campesinos tengan tierra, los jóvenes educación y las mujeres igualdad, el país se unirá en torno a la justicia.
¿Cómo será su forma de gobernar si llega a la presidencia?
Será un gobierno descentralizado, dialogante y participativo. Las regiones tendrán voz en la toma de decisiones. Crearé gabinetes regionales que se reúnan cada dos meses en los departamentos, para escuchar directamente a las comunidades.
El Estado debe volver a los territorios, no solo con fuerza pública, sino con inversión social. Gobernar no es concentrar el poder en Bogotá, sino distribuirlo en todo el país. El cambio será real cuando los beneficios lleguen a cada municipio y vereda.
Finalmente, ¿qué mensaje le deja al país de cara a la consulta del 26 de octubre?
Que salgan a votar. Que participen. La consulta del Pacto Histórico sigue firme y es legal. Este proceso no pertenece a una persona, sino a un proyecto colectivo por la transformación de Colombia.
Yo invito a los colombianos y colombianas a que el 26 de octubre elijan con conciencia, pensando en el futuro del país, en la justicia social, en la dignidad y en la paz. El cambio comenzó, y debemos asegurarnos de que no se detenga.
Carolina Corcho busca ser la primera mujer en liderar la continuidad del proyecto político del Pacto Histórico. Desde su trayectoria técnica y política, plantea una segunda etapa del cambio, centrada en las regiones, la equidad y la soberanía. Su mensaje es claro: “Colombia necesita seguir transformándose, y ese cambio debe hacerse con la gente y para la gente”.
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