El tradicional corrientazo, una opción de almuerzo económico que incluye sopa, plato principal y bebida, ha experimentado un incremento en su precio al inicio de 2025. El alza, que oscila entre 1.000 y 2.000 pesos, refleja los efectos de factores como el aumento en los costos de combustibles, peajes y productos básicos.
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La inflación en la cadena de suministros, especialmente en proteínas y vegetales, ha impactado directamente a los pequeños y medianos restaurantes, que deben ajustar sus precios para cubrir el encarecimiento de los insumos. Además, el reciente incremento en el salario mínimo ha añadido presión a los propietarios, quienes buscan equilibrar los costos operativos sin comprometer la calidad de los alimentos que ofrecen.
En este contexto, el corrientazo, que solía ser una opción accesible para millones de colombianos, se enfrenta al desafío de seguir siendo una alternativa asequible. Aunque sigue siendo una tradición gastronómica clave, el aumento ha generado preocupación entre los sectores más vulnerables, que dependen de esta opción para alimentarse diariamente.
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Por otro lado, restaurantes de mayor tamaño y cadenas vinculadas a asociaciones gastronómicas también han anunciado incrementos en sus menús, con proyecciones de hasta un 10% en sus precios. Este panorama subraya el impacto generalizado de las condiciones económicas sobre el sector de la alimentación y la importancia de buscar soluciones que permitan mitigar los efectos en el consumidor final.
