Diario del Huila

El mundo ama a maría corina

Ene 13, 2025

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Por: Gerardo Aldana García

Mientras el mundo ama a María Corina Machado, detesta a Nicolas Maduro Moros. El llanto de las calles de Venezuela en la aciaga nueva juramentación del dictador el pasado 10 de enero, para mantener la represión del pueblo venezolano en el periodo 2025 – 2031, afianza el respeto y amor hacia la colosal mujer; conocida como La Dama de Hierro Venezolana al tiempo que la animadversión por el dictador ya casi llega a su límite. Lloraron las avenidas desde el silencio de ciudadanos que, lejos de celebrar la espuria posesión de Maduro, prefirieron quedarse en casa bajo el amparo consolador de unos muros que tímidamente los preservan del odio y el desprecio de una secta maldita que se ha apoderado del destino de la rica y exuberante nación sudamericana y de millones de venezolanos dentro y fuera de su territorio natal.

Y mientras las multitudes no han podido provocar de forma efectiva la caída del régimen, especialmente por el contubernio entre el gobierno madurista y los militares, esta mujer de incontrastables méritos humanos se hace sentir con decisión, valentía y amor por su pueblo en escenarios de la propia Venezuela y el mundo entero. Y es que al leer hitos de la vida de María Corina resulta asombroso advertir todo lo que ha enfrentado y superado, confrontando un régimen que, desde tiempos del Hugo Chávez tejió la desgracia de Venezuela y su gente. Esta mujer, por lo demás bella como la estirpe de la mujer venezolana, con suficiencia de argumento y valentía única, tuvo el arresto de decirle al propio Chávez que, su proceder era el de un ladrón que expropiaba la empresa privada generando atraso y miseria; el golpista entonces presidente le respondía: Usted no tiene el ranking para debatir conmigo, gane primero Las Primarias.  Y bueno, la historia ya sabe de cómo esta mujer ha logrado esto y mucho más; de hecho, fue al arrasar en Las Primarias de la Oposición en 2023, que fue proclamada como candidata para enfrentar a Maduro en 2024; el resto, ya se sabe; el dictador, impunemente, le robó ese derecho, esa posibilidad.

María Corina no es una líder de aquellas que nacen de la noche a la mañana; que aparecen en la escena al ser ungidas por un gamonal político, como ciertamente suele ocurrir en Colombia; no, ella, no obstante su origen de familia con renombre en el mundo empresarial que la ubican con notable aceptación en las clases media y alta, ha tenido el carisma y la honestidad en sus causas sociales, humanas y de discurso económico, bajo un enfoque liberal, de convencer también a las clases sociales menos favorecidas a las que ha dedicado sendas causas de defensa y beneficio. Qué líder tan asombrosa cuyo predicado fluye fácil, bien sea en el pueblo, como en la empresa, como en los altos gobiernos; ejemplo, aquel que presidió George W. Busch y que, en 2005, en la Oficina Oval, recibía a la líder venezolana que dirigía el grupo sin ánimo de lucro Súmate, para abordar las preocupaciones sobre la coartación de las libertades democráticas en Venezuela bajo el gobierno del presidente Hugo Chávez.

Los premios y distinciones de María Corina que incluyen su nombre dentro de las mujeres con mayor perspectiva de éxito en el mundo hablan por ella.  Dentro de lo más reciente, en agosto de 2024, el Parlamento Europeo otorgó a tal ínclita mujer, junto al presidente electo Edmundo González, el premio Sájarov, concedido como el mayor reconocimiento en Derechos Humanos que entrega dicho estamento. Pero mucho más allá de los merecidos premios que la historia ya registra, lo que hace admirable a esta mujer, es la constancia y convicción de sus actos de amor por la patria venezolana y su pueblo; incluso, exponiendo su vida, recibiendo desprecios, padeciendo la violación de los derechos a la mujer, sufriendo la inmerecida muerte política, la división de su familia que, como millones de venezolanos, han tenido que salir del país perseguidos por el régimen. Ella, que no está sola, es la esperanza de este pueblo de Bolívar; por el contrario, para proteger su nombre y amparar su voz, se erigen Estados Unidos y Europa, así como también países latinoamericanos, en los que, tristemente no está el gobierno de izquierda de Colombia, pero si la inmensa mayoría del pueblo colombiano. Lo ocurrido el pasado 10 de enero con la juramentación del dictador Maduro para un nuevo periodo de opresión, debe marcar una renovada etapa de redemocratización en Venezuela.

Sin embargo,  y es muy triste decirlo, la liberación, como en la gesta del Libertador Simón Bolívar, podrá venir desde una insurrección constante y valiente del pueblo, con los sacrificios que esto implica; de hecho, vidas humanas, o por la persuasión que,  tanto María Corina como las familias de militares, logren materializar en la corrupta élite castrense cooptada por Maduro y su sanedrín, impulsando un cambio de estado de conciencia hacia el bien común.

Finalmente, sobre el dolor del pueblo venezolano y los constantes excesos del dictador Maduro, asombra el silencio de congresistas colombianos de izquierda, cuyo discurso libertario que los llevó al poder nacional en cabeza de Gustavo Petro Orrego, fue justamente la bandera de la democracia como mandato del pueblo. Digo que es asombroso porque el mundo entero sabe que el pueblo decidió y eligió a Edmundo González como presidente constitucional de Venezuela para el periodo 2025 – 2031. Pero ojo, estos dirigentes no deben olvidar que habrá nuevas elecciones para congreso en Colombia; entonces, seguramente el pueblo les pasará ruidosamente su cuenta de cobro, lo que llevará a ver sensiblemente disminuida la participación de la izquierda colombiana en senado y cámara para el periodo 2026 – 2030, en un ajuste de cuentas democrático que, según todos los sondeos y encuestas, sepultará por décadas la posibilidad de retomar el Palacio de Nariño.

Posdata: Seguramente uno de los personajes del gobierno Petro que ha tenido que comerse tantos sapos en la política exterior y la diplomacia colombiana es el Canciller Luis Gilberto Murillo Urrutia, a quién se le ha visto incómodo por decisiones del presidente, y que ha expresado, desde su ministerio, los reparos al fraude electoral en Venezuela, amén de otros episodios como la fallida designación del Embajador de Colombia en Tailandia, Daniel Mendoza, instigador del abuso hacia la mujer. Este hombre, que también tiene aspiraciones presidenciales, le va a costar mucho la marcación que tiene del Pacto Histórico, del presidente Petro y de la izquierda colombiana.

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