Diario del Huila

“El legado invisible: ¿Qué les dejamos a los jóvenes del Huila?”

Ago 7, 2025

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Por: Adonis Tupac Ramírez

Durante las últimas dos décadas, el Huila y su capital Neiva han transitado por un camino político marcado por promesas repetidas, planes de desarrollo ambiciosos y desafíos estructurales persistentes. Entre el discurso oficial y la realidad cotidiana, la juventud huilense ha sido nombrada con insistencia, pero ¿realmente ha sido priorizada?

A lo largo de estos 20 años, se han creado programas con títulos seductores como “Jóvenes con Futuro”, “Neiva Emprende” o “Escuelas de Liderazgo Juvenil”. Sin embargo, la falta de continuidad administrativa y la débil articulación interinstitucional han diluido su impacto. En el Plan Huila Competitivo 2013-2022, se reconoce que “el desempleo juvenil en el departamento supera el 21%, con picos cercanos al 28% en zonas urbanas”. En Neiva, según el Plan de Desarrollo Municipal 2020-2023, “solo el 18% de los jóvenes entre 18 y 25 años accede a educación superior”.

Los gobiernos han priorizado obras físicas, festivales culturales y eventos simbólicos, pero han descuidado una política pública robusta que articule educación, empleo y participación juvenil de manera estructural. El discurso ha estado lleno de palabras como “inclusión” y “emprendimiento”, pero los presupuestos efectivos han sido escasos o desigualmente ejecutados.

Uno de los planes más citados, Neiva, la razón de todos (2020-2023), prometía “crear condiciones para el desarrollo integral de la juventud”, sin embargo, su ejecución efectiva dejó más intenciones que transformaciones. A nivel departamental, el Plan Huila Competitivo afirmaba que “los jóvenes son el activo más valioso del territorio”, pero la inversión social real no se tradujo en políticas de largo plazo.

Del legado ético y discursivo queda una lección ambigua: los jóvenes han sido instrumentalizados electoralmente, pero rara vez empoderados. Sin embargo, la persistencia de colectivos juveniles en educación ambiental, arte urbano, comunicación y defensa del territorio, ha demostrado que la juventud huilense no es pasiva: aprende, organiza y responde, a pesar del abandono institucional.

De cara al 2035, urge una estrategia regional que supere la improvisación. Propongo  tres ejes:

  1. Educación pública con pertinencia territorial: articulación entre colegios técnicos, universidades y sectores productivos del Huila.
  2. Empleo verde y transición justa: capacitar a jóvenes en energías limpias, agroecología, turismo sostenible y bioeconomía, integrando fondos de innovación y becas rurales.
  3. Liderazgo cívico y prospectiva juvenil: creación de una Escuela de Futuro Regional donde los jóvenes aprendan pensamiento estratégico, ética pública y gestión de proyectos con impacto social.

No se trata de formar seguidores, sino de incubar líderes con arraigo, visión de largo plazo y compromiso con el bien común.

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