Hacer ejercicio por al menos 10 minutos al día puede generar un impacto positivo en el cuerpo, activando el corazón, mejorando la oxigenación y aumentando la concentración. Pequeños cambios pueden traer grandes beneficios para la salud.
DIARIO DEL HUILA, SALUD
La actividad física es fundamental para la salud, pero muchas personas encuentran desafiante integrar el ejercicio en su rutina diaria. Sin embargo, estudios han demostrado que apenas diez minutos de ejercicio pueden generar cambios significativos en el cuerpo, mejorando no solo la resistencia física, sino también la salud cardiovascular y mental. Este breve periodo de actividad desencadena una serie de reacciones inmediatas que benefician la salud a corto y largo plazo.
El corazón y la circulación sanguínea
Desde el primer minuto de ejercicio, el corazón empieza a latir más rápido debido a la liberación de norepinefrina, una hormona que prepara al cuerpo para la actividad física.
Matthew Lancaster, profesor asociado de fisiología del ejercicio en la Universidad de Leed, explica que incluso el simple hecho de pensar en hacer ejercicio puede aumentar la tensión arterial.
Cuando se inicia el movimiento, los vasos sanguíneos se contraen para dirigir más oxígeno y nutrientes a los músculos, permitiendo un mejor rendimiento. Según el portal especializado Healthier Texas, incluso un entrenamiento corto mejora la absorción de oxígeno, lo que fortalece la resistencia cardiovascular y la eficiencia del corazón a largo plazo.

El sistema muscular y la generación de energía
El cuerpo responde al ejercicio con un cambio metabólico inmediato.
En los primeros segundos, el organismo recurre a las reservas de fosfocreatina (PCr) para generar una explosión inicial de energía.
De acuerdo con John Burke, director médico de AXA Health, esta fuente de energía rápida es clave para la fase inicial de la actividad física.Conforme avanzan los minutos, el cuerpo empieza a usar carbohidratos y grasas como combustible, lo que ayuda a mejorar el metabolismo y la eficiencia energética.
Esta adaptación permite que las personas con el tiempo se sientan menos fatigadas al hacer ejercicio, facilitando la transición hacia entrenamientos más largos y exigentes.
El cerebro y la salud mental
El impacto del ejercicio no solo se siente en los músculos y el corazón, sino también en el cerebro. Desde los primeros minutos de actividad, la circulación sanguínea en el cerebro aumenta, permitiendo un mayor flujo de oxígeno.
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Esto mejora la concentración, la memoria y la función cognitiva en general. A pesar de que algunas personas pueden experimentar ansiedad debido a la activación del cuerpo, con el tiempo, el ejercicio genera un efecto relajante.
Este fenómeno se debe a la liberación de endorfinas, neurotransmisores que inducen sensaciones de bienestar y reducen el estrés.
Beneficios de los entrenamientos cortos
Realizar ejercicio durante apenas diez minutos al día es una estrategia efectiva para quienes tienen una agenda ocupada o encuentran difícil comprometerse con entrenamientos largos.
Healthier Texas destaca que estos microejercicios no solo mejoran la condición física, sino que también ayudan a establecer un hábito saludable.
Además, estudios han demostrado que entrenamientos cortos y de alta intensidad pueden ser igual de beneficiosos que sesiones más largas. Alternar entre ejercicios aeróbicos y de resistencia en sesiones cortas puede mejorar la salud cardiovascular, fortalecer los músculos y aumentar la energía diaria.
Un punto de partida accesible
Para quienes no están acostumbrados a hacer ejercicio, comenzar con solo diez minutos al día puede ser una solución práctica y efectiva. Este tiempo es suficiente para experimentar los beneficios inmediatos en la salud sin sentir que es una tarea imposible de cumplir.
Con el tiempo, muchas personas encuentran motivación para extender sus rutinas y adoptar un estilo de vida más activo.En conclusión, ejercitarse durante al menos diez minutos al día puede marcar la diferencia en la salud cardiovascular, muscular y mental. Aunque parezca un periodo breve, sus efectos acumulativos pueden mejorar la calidad de vida y fomentar hábitos saludables a largo plazo. En definitiva, la clave está en empezar y mantener la constancia, ya que incluso el esfuerzo más pequeño puede traer grandes beneficios para el cuerpo y la mente.

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