Esta modalidad virtual está creciendo esporádicamente donde los estudiantes prefieren recibir sus clases de manera virtual, desde cualquier parte del mundo, ya sea desde casa o áreas de trabajo, lo cual les permite tener mejor dinamismo frente a otras actividades.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
La matrícula virtual ha estado aumentando significativamente, especialmente en la educación superior, donde alcanzó un pico histórico de matrículas en 2024. Este crecimiento, que se mantiene desde antes de la pandemia, se explica por la ampliación de la oferta educativa virtual y por ser una alternativa viable para los estudiantes, en el 2022 se registró un aumento de 70.977 estudiantes matriculados.
En Colombia, el mapa universitario está cambiando a una velocidad inédita. Según las cifras oficiales más recientes del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), actualmente más de 518.000 personas estudian programas virtuales, lo que equivale al 20,9 % de toda la matrícula nacional. Detrás de ese número hay una transformación profunda: universidades que digitalizan sus aulas, jóvenes que estudian desde veredas apartadas y familias que ven en este modelo de formación la puerta de entrada a la educación superior.
Nunca antes el país había experimentado un salto tan grande en acceso al conocimiento. Mientras la presencialidad se desacelera, la educación digital crece a doble dígito y se consolida como el nuevo eje del sistema universitario. El fenómeno no es solo tecnológico, sino social, pues rompe barreras geográficas, flexibiliza horarios y abre espacio a miles de colombianos que durante años quedaron por fuera del sistema por falta de recursos.
En el Huila, esa revolución se siente con fuerza. En los últimos dos años, la matrícula virtual creció 58%, impulsada por la expansión de programas y por una mejora progresiva en la conectividad del departamento. Hoy, Neiva y el sur huilense concentran la mayor parte de la nueva demanda, reflejo de un cambio silencioso pero estructural en la forma en que los ‘opitas’ acceden al conocimiento.
A nivel general los programas en el Huila han aumentado el 49% en 2023 y el 58% en 2024 en matriculados nuevos, lo que indica que de 2022 a 2024 se han duplicado las matrículas nuevas alcanzando 202. Todo esto según las cifras registradas por SNIES año tras año
Estas cifras no se tratan de un avance exclusivo de la región, sino de una tendencia que se refleja a nivel nacional e internacional. La creciente demanda por la flexibilidad académica se ha consolidado como una de las principales razones, convirtiéndose en una opción cada vez más atractiva para quienes desean continuar su formación, por las facilidades y los costos que ofrece.
“Estamos viviendo una revolución educativa que no necesita grandes edificios, sino conexión y acompañamiento humano. El aula ya no tiene muros: está en cada casa, en cada computador y en cada celular”, explicó Alejandra Salcedo, médica y docente.
Según datos dados a conocer por las instituciones en el departamento, el Huila cuenta con 17 programas virtuales activos, cinco de pregrado y doce de posgrado y más de 200 estudiantes matriculados durante 2024, tendencia que se mantiene este año. De ellos, cerca de la mitad cursan programas virtuales en Neiva, Garzón, La Plata y Pitalito.
“Cuando la educación se adapta a la realidad de la gente, los resultados llegan. La virtualidad está acercando oportunidades a quienes antes estaban fuera del mapa educativo”, enfatizó Salcedo.
Las dos modalidades siguen teniendo una demanda importante en la región y en todo el territorio nacional. Sin embargo, la virtualidad se sigue posicionando como la alternativa más atractiva para los jóvenes.
“Si bien la mayor representatividad se encuentra entre los 26-35 años, también se ha logrado evidenciar un notable interés por estudiantes de edades entre 18-25 y 36-45. Esto demuestra que la virtualidad es llamativa dentro de los procesos de formación académica en poblaciones jóvenes y maduras. Además, dentro de las tendencias de formación actual, la virtualización y el aprendizaje autónomo cada vez tienen mayor relevancia”, reveló la médica y docente experta en el tema.
La modalidad virtual existe en Colombia y emana del decreto 1075 del 2015 y se ratifica en el decreto 0529 del 2024, en la que se definen las modalidades por las cuales se lleva a cabo un programa y se desarrolla un registro calificado; esto significa que los programas académicas y sus registros calificados, ya sea en modalidad presencial, virtual o híbrida, para su desarrollo requieren un registro SNIES emitido por el Ministerio de Educación Nacional y por tanto, su control y vigilancia data de la misma normatividad que nuestro ente de gobierno hoy en día tiene para el manejo de registros calificados y procesos de calidad de los programas.
Desde el Ministerio de Educación Nacional, la subdirección de inspección y vigilancia es el área encargada de llevar a cabo los procesos de inspección y vigilancia de las Instituciones de Educación Superior y de las Universidades en Colombia.

Afectación por el orden público
La situación de orden público en Huila ha conllevado a que algunas instituciones de educación establezcan metodologías mucho más flexibles dado para así garantizar que la comunidad estudiantil lleve a cabo sus procesos de aprendizaje con normalidad mezclando modalidades de estudio.
Sin embargo, es importante destacar que siguen existiendo dificultades de conectividad y acceso limitado a recursos tecnológicos que hacen mucho más complejo el proceso de adaptación a la modalidad virtual.
“En algunos casos los docentes no pueden prestar un servicio educativo de calidad y así mismo, estudiantes no puedan permanecer en sus estudios, esto especialmente en áreas rurales”, explicó Salcedo.
Brechas que persisten y oportunidades que se abren
El auge de este modelo de formación no borra las brechas históricas. A nivel nacional, los datos del Ministerio TIC muestran que durante los últimos tres años se conectaron 19.057 escuelas rurales y se extendió la conectividad a 134.860 hogares nuevos.
En regiones como el Huila, donde el acceso a Internet aún no se ha universalizado, las cifras institucionales indican que alrededor del 50% de las familias disponen de conexión, aunque en las zonas rurales la cobertura sigue siendo considerablemente menor.
Para reducir esa brecha, las proyecciones oficiales contemplan una inversión cercana a 81.000 millones de pesos al cierre de 2025, recursos que se destinarán a conectar 113 colegios en 18 municipios del departamento, desplegar redes 5G y dotar de equipos tecnológicos a estudiantes. Además, se estima que 22.700 núcleos familiares en condición de vulnerabilidad podrán acceder a Internet fijo a través de programas de subsidio y expansión digital impulsados por el MinTIC.
“No basta con tener plataformas o programas; la educación digital necesita infraestructura, capacitación y acompañamiento constante. Si no hay conectividad, no hay equidad”, advirtió Salcedo.
El otro gran desafío es la pertinencia. El territorio combina sectores de enorme potencial agroindustria, energía, turismo, servicios y economía creativa que requieren profesionales con nuevas competencias digitales.
El reto, dice Salcedo, es lograr una alianza real entre Estado, universidades y empresas, que permita retener el talento local y potenciar la competitividad del departamento.
“La educación virtual no puede depender solo de la academia, requiere políticas públicas sólidas y una visión que conecte aprendizaje con desarrollo regional”, precisó la docente.
La transformación que llega al hogar huilense
Más allá de los números, la virtualidad también está reescribiendo historias personales. En municipios donde hace una década estudiar significaba viajar a Neiva, hoy basta con una conexión estable para ingresar a una clase universitaria. Esa flexibilidad ha permitido que jóvenes, madres cabeza de familia y trabajadores puedan combinar estudio y empleo, abriendo una nueva puerta de movilidad social.
En un departamento donde tres de cada diez jóvenes aún no acceden a la universidad, cada matrícula en esta modalidad cuenta. Las áreas de salud, deporte, emprendimiento digital y economía naranja aparecen como las más prometedoras para esta nueva generación de estudiantes.
“El departamento tiene juventud, vocación y energía transformadora. Si combinamos educación virtual con visión territorial, podremos formar una generación que, no solo estudie desde aquí, sino que transforme el departamento desde adentro”, concluyó Salcedo.

Preferencia de los estudiantes
En 2024, la modalidad presencial sigue siendo la principal forma de oferta de las IES a la educación superior, con cerca del 70 % de la matrícula, frente a 2023 mantiene una tendencia a la baja presentando una variación negativa de 2000 estudiantes (-0.15%).
En contraste, la modalidad virtual en 2024 creció un 12,48% consolidándose como la alternativa con mayor dinamismo con un incremento de más de 64 mil estudiantes. La modalidad a distancia tradicional muestra señales de recuperación tras varios años de caída, y la modalidad dual, incorporada en 2022, continúa en ascenso, alcanzando 9.457 estudiantes. Estas tendencias reflejan la importancia de la diversificación en las formas de ingreso a la educación superior, adaptadas a nuevas necesidades y contextos.
Los datos consolidados de matrícula 2024, así como un breve análisis de los resultados de la vigencia pueden ser consultados en el Documento » Nota Técnica Matrícula ES 2024″. Las bases de las variables de inscritos, admitidos, matriculados, graduados, administrativos y docentes correspondientes al cierre estadístico 2024.
Pandemia ayudó aumentar esta modalidad
Las cifras presentadas revelan el dinamismo que ha tenido la educación virtual desde la pandemia del Covid-19. De hecho, se observa que, en 2018, había 200.866 estudiantes que pertenecían a programas virtuales (8,5% del total) y que, para 2022, esa cifra ascendió a 449.146 y representó el 18,5% del total. De este modo, en un periodo de cinco años, los estudiantes virtuales tuvieron un crecimiento del 123,6%.
Otro elemento por destacar es que el número de estudiantes en programas virtuales viene creciendo a tasas de dos dígitos desde 2019 y esto se ha mantenido hasta 2022, cuando tuvo un crecimiento del 17,6%. En contraste, el total de estudiantes se redujo en 2019 y 2020, mientras que, en 2022, solo creció un 1,8%. Para la educación presencial también se evidencia un escenario complejo: en 2019 el número de estudiantes se redujo en 1,1% y en 2022 se registró una caída del 6,0% con respecto a 2018.
Así, se concluye que la pandemia significó una oportunidad de crecimiento para el sector de la educación virtual.








