Parapeto
Permítanme antes de dar inicio al tema planteado en esta columna de opinión que haga una breve referencia al desmadre del orden público en el país. Conocimos que el gobierno de Gustavo Petro ordeno levantar por tercera vez la mesa de diálogo con el grupo narcoguerrillero del ELN. El motivo, las inéditas masacres de 30 ciudadanos en el Catatumbo, y otras bélicas acciones en el departamento del Cauca y el Cesar. Yo escribí en el grupo WhatsApp, Amigos, lo siguiente: “El DESGOBIERNO es absoluto. Alguien debe tomar las riendas del país antes de que los bandoleros Iván Márquez e Iván Mordisco, de la mano del ELN, lleguen por inacción de las fuerzas militares a la casa de Nariño. El avance de esas organizaciones delictivas ligadas a la izquierda es real, en el propósito de tomarse el poder.
Regresando a la propuesta de abrir espacios para formar una nueva clase dirigente en el Huila parto de la realidad del atraso económico y social que ha experimentado el departamento en los últimos 20 años. La misma Contraloría General de la Republica en documentos de la entidad, publicados en el año 2020 trae un informe que me puso a pensar en la necesidad de hacer un llamado a los nuevos dirigentes políticos, comerciantes, empresariales etc. de la región a que pensemos en llevar a cabo esa tarea: Dijo entonces el ente de Control dos cosas importantes: 1.- Que en los últimos años (18) se han perdido en el Huila en promedio más de $35.000 millones de pesos de las regalías por actos de corrupción, y 2.- Que el Huila es el décimo departamento más corrupto del país”. Y eso señores no ha cambiado, todo lo contrario, ha empeorado.
La participación del Huila en el PIB en los últimos 20 años ha caído dos puntos. Del 1,8% en 2.005 al 1,6% el año pasado. Entonces, ¡De que Huila Grande estamos hablando señores!
Para llevar a cabo la creación de una nueva clase dirigente en el Huila es necesario diseñar una propuesta política que combine la regeneración ética, la participación ciudadana y tener una visión estratégica para trabajar entre todos en procura de un desarrollo regional integral. ¿Que debe ser lo que nos debe mover cuando hablamos de una regeneración ética? Sin duda, el compromiso de luchar frontalmente contra la corrupción, para lo cual, deben expedirse normas (compromisos) para inhabilitar a los corruptos. Otro aspecto interesante es la comunicación con la ciudadanía para infundir confianza en que, de aquí en adelante, todo gobierno regional, trátese del departamento o de los municipios debe ser abierto.
Fundamental, debe existir el compromiso de empoderar a líderes emergentes, mediante escuelas de liderazgo político que capaciten a jóvenes y mujeres y a comunidades marginadas, a la vez de implementar la participación de la ciudadanía, mediante presupuestos participativos y consejos comunitarios para dar voz y poder de decisión a la ciudadanía.
Comprometernos a promover una política de listas abiertas para permitir la elección de ciudadanos por mérito, y no por vínculos con roscas politiqueras. Toda acción debe inspirar confianza para poder movilizar a los huilenses a participar activamente en la transformación de la región. Las divisiones internas exacerbadas por tensiones personales acentúan la urgente necesidad de encontrar nuevos liderazgos renovados y comprometidos. Los invito a dar sus opiniones y próximamente a participar de la primera reunión sobre liderazgos renovados. Julio Bahamón.
