Por: EDWIN FERNANDO PISSO ESCALANTE
La reciente noticia sobre las sanciones impuestas por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) a importantes empresas del sector lácteo en Colombia, como Gloria, Lactalis, Hacienda San Mateo y Sabanalac, ha puesto de manifiesto una vez más las prácticas desleales que algunas compañías llevan a cabo en busca de obtener ventajas competitivas a costa de la transparencia y la honestidad. En este caso, se trata del uso indebido de lactosuero en productos vendidos como leche entera higienizada UAT, lo cual ha generado un impacto negativo en los consumidores y en la competencia en el mercado.
El lactosuero, un subproducto de la producción de queso, ha sido utilizado de manera fraudulenta por estas empresas con el propósito de reducir sus costos de producción y aumentar su margen de ganancias. Esta práctica no solo vulnera los derechos de los consumidores que han sido engañados al adquirir un producto diferente al anunciado, sino que también distorsiona la competencia en el mercado, favoreciendo a aquellas compañías que buscan obtener una ventaja injusta a través de prácticas fraudulentas. Además, cabe resaltar la preocupante demora en la aplicación de sanciones a estas grandes empresas por parte de las autoridades competentes. Los hallazgos realizados por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) en productos de estas compañías datan desde el año 2020, lo cual pone en evidencia la falta de celeridad en la respuesta ante irregularidades que afectan la integridad de los consumidores y la sana competencia en el mercado.
Esta situación refleja una realidad lamentable en la industria láctea colombiana, donde los pequeños productores son quienes sufren las consecuencias más graves de las prácticas desleales de las grandes empresas. Mientras estas compañías gozan de privilegios y reglamentaciones especiales que les permiten operar de manera más fácil y rentable, los productores de leche más pequeños nos vemos marginados y desprotegidos, sin recibir el reconocimiento y la remuneración justa por su trabajo. Es necesario replantear el sistema de regulaciones y controles en la industria láctea para garantizar condiciones equitativas para todos los actores involucrados. Las autoridades deben ser más proactivas en la detección y sanción de prácticas fraudulentas que afectan a los consumidores y distorsionan la competencia en el mercado. Asimismo, es fundamental promover la transparencia y la ética en el sector, fomentando la trazabilidad de los productos y el cumplimiento estricto de las normativas vigentes.
En conclusión, el caso del «Gran Negocio del Lactosuero» pone de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer la vigilancia y el control en la industria láctea para proteger los intereses de los consumidores y garantizar un mercado justo y transparente para todos. Es responsabilidad de las autoridades, las empresas y la sociedad en su conjunto trabajar en conjunto para erradicar las prácticas desleales y promover un sector lácteo sostenible y ético en beneficio de todos los involucrados.
