Cada diciembre aumenta la preocupación por el impacto que generan los estallidos de pólvora en animales domésticos y silvestres. Mientras las celebraciones avanzan, miles de ellos enfrentan noches de miedo, huida y desorientación.
Diario del Huila, Panorama
Por: Andrea Beltrán Cruz
Cada fin de año se repite un fenómeno que para muchas personas pasa desapercibido. Las luces, la pólvora y el ambiente festivo se imponen en calles y parques, pero para los animales este periodo trae algunos de los episodios más traumáticos del calendario. Lo que para los seres humanos es espectáculo y tradición, para ellos es una irrupción sonora que no logran comprender. Clínicas veterinarias, grupos de rescate y organizaciones ambientales señalan que diciembre concentra la mayor cantidad de casos relacionados con ansiedad, extravíos y accidentes en animales de compañía y fauna silvestre.
En diferentes municipios del país los reportes aumentan con el uso intensivo de la pólvora. Perros que se escapan, gatos que dejan de comer, aves que chocan contra fachadas o animales de granja que entran en pánico son escenas que se repiten cada año. Refugios y rescatistas confirman que los días posteriores a celebraciones masivas suelen ser los más exigentes en labores de búsqueda y recuperación de animales perdidos.

El sonido que desborda la sensibilidad de perros y gatos
Los profesionales que atienden emergencias veterinarias coinciden en que el estrés generado por los estruendos no solo es conductual. El aumento del ritmo cardiaco, la ansiedad prolongada o la pérdida de apetito pueden durar varias horas. En animales con problemas de salud previos el impacto es mayor y puede desencadenar crisis que requieren atención especializada.
La veterinaria Marisol Tamayo manifestó que la sensibilidad auditiva de los animales es muy superior a la de los humanos. Frecuencias que para las personas pasan inadvertidas se convierten en detonantes de terror para ellos. Cuando se producen estallidos fuertes, el cuerpo reacciona de inmediato y de forma involuntaria. “Algunos animales tiemblan sin control, otros jadean de forma excesiva o buscan refugios improvisados en rincones de la casa. También hay quienes intentan escapar y, en esa huida desesperada, corren riesgo de sufrir golpes, caídas o extravíos que pueden dejarlos a kilómetros de distancia de sus hogares”, indicó en conversación con Diario del Huila.
Además explicó que incluso animales tranquilos y acostumbrados a la presencia familiar pueden experimentar pánico. Los veterinarios reportan que muchos llegan a consulta horas después de un estallido, todavía agitados y con síntomas de estrés prolongado. Algunos presentan vómitos, salivación, pérdida de apetito o conductas defensivas que ponen en alerta a sus cuidadores.
La fauna silvestre también vive consecuencias silenciosas
El impacto no se limita a las viviendas. En las noches de mayor uso de pólvora, las aves levantan vuelo de manera abrupta tratando de escapar del ruido y terminan chocando contra ventanas o cableado. En montes, potreros y quebradas, pequeños mamíferos abandonan sus madrigueras sin rumbo claro, mientras que las crías quedan desprotegidas. En zonas rurales se han registrado episodios de gallinas, patos y otros animales de corral que dejan de comer debido al estrés. Estos efectos suelen pasar desapercibidos, pero las organizaciones ambientales insisten en que el daño es mayor del que la ciudadanía alcanza a percibir.
Una campaña que busca frenar los impactos del ruido
La Policía Metropolitana de Neiva adelanta una campaña enfocada en alertar a la ciudadanía sobre los efectos de la pólvora en los animales y promover celebraciones responsables. El coronel Héctor Jairo Betancourt Rojas, comandante de la Metropolitana, explicó que cada año millones de animales se ven afectados por el estruendo de los artefactos pirotécnicos. Señaló que lo que para el oído humano es un estallido momentáneo, para los animales puede convertirse en una experiencia traumática que deja secuelas. Recordó que la primera reacción suele ser de defensa y que muchos animales huyen sin rumbo, se lesionan o se pierden en cuestión de segundos.
El comandante advirtió que en la fauna silvestre los efectos son más difíciles de dimensionar, ya que ocurren en horas nocturnas y en lugares donde es complejo registrar lo sucedido. Aves que chocan de noche, mamíferos que abandonan sus refugios y crías que quedan vulnerables son escenarios que se repiten cada temporada.
La campaña impulsa un mensaje que la institución espera que cale en toda la comunidad “La celebración es de todos, cuidemos a quienes no pueden pedir ayuda”, con esta invitación, la Metropolitana recuerda que el bienestar de los animales depende directamente de las decisiones humanas durante las festividades.











