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El dato de productividad que ‘jalonará’ la discusión del salario mínimo de 2026

Nov 25, 2025

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DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA

El país entra en una de las negociaciones económicas más sensibles del año. Este viernes el DANE entregará el dato de productividad, un indicador que funciona como primer insumo y que suele marcar el tono inicial de la discusión sobre el salario mínimo. Aunque parezca un asunto técnico, la cifra tendrá efectos concretos en empresas, hogares, pensionados y en las decisiones fiscales del Gobierno.

El país espera el dato de productividad que el DANE entregará en las próximas horas y que se ha convertido en el punto de partida para calcular el incremento del salario mínimo del próximo año. Aunque parece una cifra lejana para la vida cotidiana, su impacto es directo porque marca parte del margen con el que se negocia cuánto subirá el ingreso básico de millones de trabajadores.

La conversación que viene será compleja. De un lado, las centrales obreras anticiparon que buscarán un aumento de dos dígitos. Del otro, gremios como Fenalco advirtieron que un ajuste por encima del comportamiento de la inflación y de la productividad podría generar más informalidad y presiones sobre los precios. En medio, el Gobierno mención la posibilidad de un incremento cercano a 11 %. 

Un dato clave que define el punto de partida

A partir de esta cifra comienza, en la práctica, la negociación. Cada actor llega con una lectura distinta del entorno económico, pero el dato de productividad funciona como un punto de referencia común. No define directamente el incremento final, pero sí marca el tono. Si es alto, las expectativas de un aumento generoso se fortalecen. Si es bajo, la discusión se vuelve más ajustada y las propuestas tienden a moderarse.

Qué es lo que realmente mide la productividad

La productividad es una medición del desempeño general de la economía. Busca determinar si el país produjo más que el año anterior y en qué medida ese aumento se obtuvo de forma eficiente. No se concentra en un sector en particular ni en la actividad individual de los trabajadores, sino en la capacidad global del aparato productivo. Informa si el uso de los recursos disponibles permitió un avance real o si el país se mantuvo en el mismo nivel.

Pero, ¿qué significa? Cuando la productividad sube, quiere decirque la economía logró un mejor rendimiento con los elementos que ya tenía a su disposición. Puede haberse beneficiado de innovaciones, de procesos más ordenados, de inversiones que dieron resultado, de una demanda más fuerte o de un entorno económico que favoreció la producción. Cuando se mantiene estable o cae, indica que ese avance no se logró, que los recursos se usaron sin generar un salto o que las condiciones impidieron que la economía rindiera mejor.

Este indicador sirve como guía porque muestra cuál es el margen real para que el ingreso de las familias mejore sin poner en riesgo la estabilidad económica. Si la productividad sube, hay base para hablar de un aumento más amplio. Si no lo hace, el margen se estrecha.

Calendario definitivo 

El calendario de la negociación del salario mínimo, definido y socializado por el ministro del Trabajo Antonio Sanguino, avanzará hasta el 30 de diciembre, día en el que el país conocerá si hubo acuerdo o si el Gobierno deberá fijar el incremento por decreto.

El comienzo de las sesiones

El lunes 2 de diciembre será la instalación oficial de la mesa. En este encuentro la Comisión revisará el estado actual de la economía, organizará el orden de trabajo y confirmará qué insumos técnicos acompañarán las conversaciones. Aunque esta reunión suele durar poco, es el inicio real del proceso y deja claro que el país ingresa a un tramo en el que cada dato y cada postura influirán en la cifra final.

Las cifras que ponen contexto

El miércoles 4 de diciembre el Gobierno presentará la información macroeconómica que considera fundamental para orientar la discusión. Es un ejercicio técnico en el que se revisa cómo viene comportándose la inflación, cuál ha sido la tendencia del empleo, cómo avanza el crecimiento económico y qué se proyecta para el año siguiente. Esta exposición no fija posiciones, pero sí establece un punto de referencia para saber cuáles son las limitaciones y posibilidades del entorno actual.

Los gremios y sindicatos también suelen llegar a esta sesión con documentos propios, lo que permite contrastar lecturas y comenzar a identificar los aspectos donde puede haber coincidencias o diferencias amplias.

Primeras señales sobre lo que busca cada sector

El viernes 6 de diciembre se conocerán las prioridades iniciales de empresarios y centrales obreras. En esta etapa no se presentan cifras concretas, pero sí el enfoque general de las propuestas. Los sindicatos suelen plantear que el salario mínimo necesita un impulso más amplio para recuperar terreno frente al costo de vida. Los gremios empresariales generalmente hacen énfasis en la necesidad de evitar aumentos que comprometan la contratación o generen presiones de precios. El Gobierno escucha ambas posturas y toma nota de los puntos donde será necesario trabajar para acercarlas.

El momento en el que aparecen los números

El lunes 9 de diciembre llegará el día en que los sectores comienzan a presentar cifras puntuales. No siempre se entregan proposiciones definitivas, pero sí rangos o porcentajes iniciales que permiten medir la distancia entre las partes. Esta etapa marca el paso de la discusión conceptual a una negociación más concreta.

Las cifras se construyen con base en tres elementos centrales. El primero es la inflación, porque el salario mínimo no puede quedar por debajo de lo que los hogares han perdido en capacidad de compra. El segundo es la productividad, que indica si el país generó avances suficientes para respaldar un incremento adicional. El tercero es la situación del empleo, porque un ajuste muy alto puede afectar la capacidad de contratación y aumentar la informalidad. Con esos factores sobre la mesa, cada sector elabora su propuesta.

La revisión de los efectos de cada alternativa

El jueves 12 y el viernes 13 de diciembre se dedicarán al análisis del impacto económico de las propuestas. Los equipos técnicos revisarán cómo cada incremento afectaría los costos de las empresas, qué implicaciones tendría sobre los precios y cuál sería la respuesta posible del mercado laboral. Esta revisión es clave porque aterriza el debate y permite entender las consecuencias de cada planteamiento.

El Gobierno usa estas sesiones para evaluar la viabilidad de los números que se han puesto sobre la mesa. Si los escenarios muestran riesgos significativos, se plantearán ajustes. Si son manejables, se buscará avanzar hacia un punto de coincidencia.

Intentos de acercamiento 

La semana siguiente será la búsqueda de consensos. El lunes 16 y el martes 17 de diciembre los sectores intentarán reducir las diferencias entre sus planteamientos. En esta fase el Gobierno suele presentar alternativas intermedias que buscan servir como puente entre las expectativas de los trabajadores y las capacidades reales de las empresas. Es un momento en el que las cifras comienzan a acercarse, pero también uno de los tramos más complejos del proceso porque cada modificación genera reacciones en el sector contrario.

Evaluación del avance para saber si hay posibilidad de acuerdo

El jueves 19 de diciembre la Comisión hará un balance del avance. Esta evaluación permite saber si existe un margen real para lograr un acuerdo o si las posiciones siguen muy alejadas. En este punto se definen los pasos que seguirán en la recta final del calendario. Si se perciben posibilidades de concertación, se programarán reuniones adicionales durante los días siguientes. Si no las hay, los sectores se prepararán para entregar sus propuestas finales.

Cifras definitivas y el inicio del tramo final

El viernes 20 de diciembre es el día en que sindicatos y gremios deben entregar por escrito sus propuestas definitivas. Ya no se presentan rangos ni escenarios, sino el porcentaje puntual que cada sector considera apropiado para el salario mínimo del próximo año. Esta formalización es el inicio de un tramo decisivo, porque a partir de ese momento las conversaciones se centran en esos números finales.

Durante los días siguientes, entre el 21 y el 29 de diciembre, se realizarán reuniones adicionales si las partes consideran que aún hay espacio para encontrarse en un punto común. Estas sesiones son más puntuales y se enfocan en los temas que generan mayor distancia. Aunque el calendario festivo reduce el tiempo de trabajo, las partes suelen ajustar discursos, revisar cálculos y hacer nuevos acercamientos.

La fecha límite que definirá el resultado

El lunes 30 de diciembre se cierra el proceso. Ese día se sabrá si hubo acuerdo entre empresarios, centrales obreras y Gobierno. Si lo hay, el aumento se anunciará de inmediato. Si no existe concertación, el incremento deberá ser definido por el Gobierno Nacional mediante un decreto firmado por el Presidente de la República. En ese documento se fijará el salario mínimo que regirá durante 2026 y se explicarán los fundamentos técnicos que respaldan la decisión

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El decreto se construye con base en todos los insumos revisados durante el mes, como la inflación, la productividad, el comportamiento del mercado laboral y las proyecciones para la economía. Aunque es una posibilidad prevista por la ley, se intenta evitar porque un acuerdo concertado genera mayor legitimidad y reduce tensiones entre los sectores.

A la expectativa 

El salario mínimo es un tema que toca directamente el bolsillo y por eso despierta tanto interés. Las discusiones sobre productividad, inflación o crecimiento económico suelen verse como asuntos técnicos, pero en realidad terminan definiendo decisiones que afectan la vida cotidiana. De ahí la importancia de que el debate sea comprensible, transparente y basado en datos verificables.

En los próximos días, el país conocerá el dato de productividad y también verá cómo este se convierte en un punto de apoyo para las propuestas de cada sector y qué tanto margen existe para lograr un acuerdo. Será el primer paso de un proceso que, como cada año, concentrará la atención nacional porque termina definiendo algo tan esencial como el ingreso básico con el que millones de hogares enfrentarán el 2026.

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