De acuerdo con cifras la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), la producción de papa genera más de 266.000 empleos, de los cuales 76.000 son directos, consolidándose como un motor de la economía campesina, en especial en regiones de clima frío.
Solo en 2023, Colombia registró más de 3,6 millones de toneladas producidas, sembradas en 192.589 hectáreas, y el cultivo aportó 1,4 % al PIB agropecuario nacional.
Territorio con alta aptitud productiva
Desde el enfoque del ordenamiento productivo, la Upra ha identificado 1,7 millones de hectáreas aptas para el cultivo de papa en el primer semestre agrícola y 1,8 millones en el segundo, con más del 53 % de estas áreas clasificadas como de alta aptitud. Esta información, según la entidad, permite orientar con mayor precisión decisiones clave en materia de siembra, inversión y abastecimiento interno.
Alexander Rodríguez Romero, director de la Dirección de Uso Eficiente del Suelo y Adecuación de Tierras de la Upra, señaló que la papa es el “corazón de la agricultura campesina, familiar, étnica y comunitaria”. Añadió que su impacto va más allá de lo económico, dado que también dinamiza sectores como el transporte, los insumos agrícolas y la transformación de alimentos.
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Planificación a largo plazo para la papa
Uno de los avances más significativos de la Upra ha sido la formulación del Plan de Ordenamiento Productivo (POP) de la cadena de la papa y de los Planes Maestros de Reconversión Productiva Agropecuaria, construidos de forma participativa con asociaciones de productores, gremios como Fedepapa, gobiernos regionales y el Ministerio de Agricultura.
“Estos instrumentos técnicos y de política pública definen una hoja de ruta a 20 años para transformar la cadena en una actividad más eficiente, con productos de calidad, mayor agregación de valor y mejores condiciones para los agricultores”, explicó Alejandro Flórez, líder de los POP en la Upra.
El Plan incluye un Portafolio de Programas y Proyectos (PPP) con ocho programas y 27 proyectos estructurados, orientados a fomentar inversiones tanto públicas como privadas para mejorar la productividad, el acceso a mercados y el bienestar de los papicultores.
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