Por: Yamid Sanabria
El 12 de mayo se celebró el día internacional de la enfermería, una profesión fundamental y en muchas ocasiones subvalorada. La conmemoración se hace por el nacimiento de Florence Nightingale (1820-1910), considerada la fundadora de la enfermería moderna. Una oportunidad para reconocer la labor, dedicación y contribución de quienes cuidan nuestra salud.
En Colombia, la enfermería inicia con la llegada de las Hermanas de la Caridad de la Presentación de Nuestra Señora de Tours en 1857. Un grupo de religiosas provenientes de Francia, fueron las primeras en prestar servicios de enfermería en el país, pero no contaban con una formación técnica sino empírica. La profesionalización de la enfermería se configuró paulatinamente con la titulación de enfermeras a nivel universitario en 1937 y la creación de la Escuela Nacional Superior de Enfermeras en 1943; como una breve reseña de una historia marcada por luchas laborales que aún no terminan.
La tercerización sigue siendo una de las formas normalizadas de vinculación, en el cual las empresas prestadoras de salud evitan el pago de prestaciones sociales como vacaciones o cesantías, con honorarios que dependen del número de horas realizadas, en las cuales deben doblar o triplicar turnos para lograr un sueldo digno, a tal punto de generar un desgaste físico y mental de quienes están a cargo de nuestro cuidado.
Muchas sociedades han llevado a un segundo lugar a la enfermería y colocado en primer lugar a la medicina, (en términos salariales y jerárquicos), pero en la práctica son un complemento porque ninguno puede funcionar sin el otro, tanto así que algunos manifiestan que “la medicina es el cerebro y la enfermería el corazón” en el sistema de salud. Esta discriminación positiva ha precarizado la labor de una profesión necesaria en cada rincón del país con jefes y auxiliares que nunca serán insuficientes ante las múltiples enfermedades que requieren atención.
Finalmente, la enfermería a diario aporta su mejor esfuerzo, conocimiento y empatía para salvar vidas; en la medida en que sus condiciones mejoren, tendremos un sistema más sano para este personal de la salud y pacientes conformes con su derecho fundamental.








