Por: Sergio Trujillo
Diputado Asamblea Departamental del Huila
El Huila sigue consolidándose como una potencia agrícola. Durante años, el café ha sido nuestro embajador ante el mundo, pero hoy otro cultivo empieza a ocupar un lugar privilegiado en los mercados internacionales: el cacao.
De acuerdo con la evaluación agropecuaria del 2024, nuestro departamento cuenta con 7.472 hectáreas sembradas, que generaron una producción de 4.772 toneladas de almendra seca, fruto del esfuerzo de 3.500 familias campesinas que, con disciplina y amor por la tierra, han logrado un producto reconocido como cacao fino de sabor y aroma. Este sello de calidad ha permitido que buena parte de nuestra producción tenga como destino los mercados europeos, donde el cacao huilense es valorado por su pureza, sus bajos niveles de cadmio y sus características sensoriales excepcionales.
Más allá de las cifras, lo que este logro representa es una historia de progreso rural y de confianza en el campo. Cada hectárea cultivada significa una familia que encuentra en la tierra su sustento, una comunidad que crece, una oportunidad que se multiplica. Pero lo más alentador es que el potencial del Huila en cacao apenas comienza. El mapa de aptitud de uso de suelo muestra que el departamento cuenta con cerca de 35.000 hectáreas con condiciones favorables para expandir este cultivo, lo que nos convierte en uno de los territorios con mayor capacidad de crecimiento en el país.
Este buen momento coincide con una visión estratégica que trasciende fronteras. El reciente viaje del gobernador Rodrigo Villalba Mosquera a Roma, ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), marcó un punto muy importante para el futuro del cacaco huilense. Allí presentó un ambicioso proyecto de cacao que busca no solo aumentar la productividad y las siembras nuevas, sino también impulsar la transformación agroindustrial, la certificación de calidad, el turismo científico y el fortalecimiento asociativo de nuestros productores. Una apuesta integral que permitirá al cacao seguir la misma ruta de éxito que ha tenido el café huilense.
Lo que está en juego no es solo un producto agrícola, sino una visión de desarrollo: un campo moderno, competitivo y sostenible, que genera empleo, protege el ambiente y promueve la inclusión de mujeres y jóvenes rurales. Si seguimos invirtiendo en investigación, asistencia técnica y asociatividad, el cacao puede convertirse en el nuevo emblema económico y social del Huila.
Nuestro departamento está demostrando que desde el sur de Colombia se puede construir un modelo de desarrollo rural ejemplar. Los cacaoteros huilenses son el rostro del trabajo digno, de la persistencia y del progreso.
Por eso hoy, más que nunca, debemos apoyar a quienes siembran esperanza en cada grano de cacao. Porque allí, en el corazón de nuestro campo, se está gestando el futuro próspero, competitivo y sostenible que todos soñamos para el Huila. La invitación es a que sigamos trabajando En Equipo por el Huila.
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