Alvaro Hernando Cardona González
La semana pasada, publicamos la columna titulada “El agua necesita atención” que ha generado, positivamente, varios comentarios. Y también nos han solicitado varias precisiones.
Uno de ellos, nos ha llamado la atención y le prometimos al comentarista que en esta ocasión trataríamos de resolverle varias dudas, no para impedir el debate, sino por el contrario, avivarlo y esperanzados de que más conocedores que nosotros, nos hagan sus aportes.
Primera precisión: es cierto que los entes territoriales poco o nada se han preocupado por elaborar proyectos que regulen el manejo del agua adecuadamente; suponemos se refieren a distritos de riego. Pero cabe decir que esa no es su responsabilidad. Es del Estado, hoy fundamentalmente en cabeza de la Agencia para el Desarrollo Rural-ADR, cuyo presupuesto no alcanza para esto y ahora menos, pues desde el pasado gobierno están más interesados en repartir tierra que en preocuparse por el desarrollo rural e incluso están en muchos casos generando más conflictos por el acceso al agua, como ya ocurre en Baraya, Gigante y el centro del Huila.
Por los costos que implica construir sistemas de derivación, distribución y control de caudales, usualmente es el Estado, como hemos visto, el que se ha responsabilizado de ello. No obstante, hay gente dedicada a las actividades agropecuarias que, asociados, lo han hecho.
Ahora, una cosa es la construcción de sistemas de captación y distribución de agua y otra, el sistema de concesiones para obtener el derecho al uso. Porque el agua por regla general es de dominio público o nacional. Conflictos como los que se están generando por concesiones para embotellar, usar en la producción de gaseosas, o cultivos extensivos (arroz, aguacate, etc), mantener pasturas para alimento animal, o lagos para la actividad piscícola, es otra cosa. Ya lo hemos explicado, es que aumenta el consumo, pero la cantidad de agua es más o menos estable y varía ahora mucho por el Cambio Climático.
Otra precisión: es cierto que necesitamos incorporar la tecnología en los controles de caudales. Las autoridades ambientales se han esmerado por legalizar los usos, pero poco en controlar que los caudales sean respetados. Pero ahora es más fácil hacerlo, con las imágenes satelitales, el uso de GPS, inteligencia artificial o la transmisión barata de datos en tiempo real. De hecho, eso hace que el manejo probatorio de las infracciones ambientales sea más fácil.
Conclusión: no es posible aumentar los usuarios, grandes o pequeños, sin obras hidráulicas, cada vez más costosos por las distancias y la necesidad de evitar pérdidas; son inevitables y necesarias para el uso racional. Y hoy, con voluntad, el control eficaz de caudales es posible. Los usuarios ¿cuándo asumirán su deber?








