Este 20 de abril, los creyentes celebran el Domingo de Resurrección, la fecha más importante del calendario cristiano y el cierre solemne de la Semana Santa. Tras días de recogimiento, pasión y reflexión, la Resurrección de Jesús representa la victoria de la vida sobre la muerte, el triunfo del amor sobre el pecado y la promesa de una nueva esperanza para la humanidad.
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La jornada conmemora el momento en que, según los Evangelios, Jesús resucitó al tercer día después de su crucifixión. Es un día de júbilo que contrasta con el dolor del Viernes Santo, y que marca el inicio de un tiempo nuevo para los cristianos, en el que la fe en la vida eterna cobra todo su sentido. Es también una fecha que renueva el compromiso espiritual de quienes han vivido con devoción los días santos.
En diversas ciudades y pueblos del país, las parroquias celebran esta fiesta con misas solemnes, procesiones del Resucitado y otras manifestaciones litúrgicas llenas de alegría. Tras el silencio del Sábado Santo, las iglesias se visten de blanco y suenan las campanas anunciando que Cristo ha vencido a la muerte. La liturgia se llena de cantos y símbolos que recuerdan la luz, el agua y la vida nueva.
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El Domingo de Resurrección no solo marca el fin de la Semana Santa, sino el comienzo del tiempo pascual, un período de 50 días que culmina con la fiesta de Pentecostés. Es un momento propicio para renovar la fe, reflexionar sobre el sentido de la existencia y abrir el corazón al perdón, a la reconciliación y a la esperanza de una vida más plena.
