Uno de los mayores anhelos que tiene la sociedad huilense es ver terminada la Ruta 45 para fortalecer la conectividad y el desarrollo económico del departamento. A pesar de algunos tropiezos que ha tenido este proyecto, las obras se han venido desarrollando de acuerdo con los calendarios previamente concertados con las entidades oficiales y las comunidades. Los proyectos 5G, como otras generaciones de infraestructura, guardan la promesa de una conexión más profunda y eficiente en Colombia. Pero la realidad es más compleja que los planes. Desde el otorgamiento de las respectivas licencias ambientales, adquisición de predios, cambio climático, inestabilidad geológica en algunos tramos y como si fuera poco los bloqueos por comunidades indígenas, organizaciones sociales y algunas asociaciones de arroceros, han venido generando obstáculos para su construcción. En algunos casos, han destruido la caseta del peaje en el municipio del Hobo y del peaje los Cauchos, para dejar libre la circulación de supuestos cargamentos de cocaína y marihuana que vienen del Cauca para los mercados nacionales e internacionales.
Los expertos consideran que las autopistas de quinta generación nacieron con una promesa clara: solucionar los errores del pasado en los megaproyectos viales y llevar a Colombia a una nueva era de infraestructura. Más allá del asfalto y los viaductos, su propósito es agilizar el tránsito, integrar rutas estratégicas y reducir costos logísticos. Sin embargo, la realidad ha sido menos dinámica que su promesa. Después de su lanzamiento en el gobierno Duque, esta vía avanza, superando todos estos obstáculos que velocidad, producto de las reiteradas protestas sociales, que se han convertido en un paisaje en el país y que el Huila no se sustrae de tales hechos delictivos. Desde la casa de Nariño, respaldan todas estas expresiones de inconformidad, por la incapacidad y la ineptitud gubernamental para cumplirles sus demandas sociales, que está afectando el normal desarrollo de esta carretera.
Adicionalmente, las comunidades de algunos centros poblados no han comprendido la magnitud de esta gran obra, que nos van a brindar mejores condiciones en la movilidad y desarrollo de la estructura productiva del departamento. Todos le exigen a la empresa concesionaria la construcción de una rotonda o glorieta para su comodidad de desplazamiento. Técnicamente estas obras se desarrollan para las entradas y salidas de los municipios por dónde va la ruta. Podemos inferir que unos retornos más asequibles y funcionales podría ser una solución a las comunidades del sector de Riverita y así solucionar la protesta social, que están adelantado desde hace 10 días. Igualmente, el gobierno nacional debe atender eficazmente las demandas que han venido planteando el gremio de los arroceros. Son válidas sus propuestas, pero consideramos que deben ser más flexibles en los horarios para que permitan el desplazamiento, dado la profunda crisis social y económica en que se encuentran sumidas las familias del surcolombiano.







