La Agencia Nacional de Tierras (ANT) adelantó tres operativos en El Agrado, Huila, para recuperar terrenos ocupados de manera indebida y entregarlos a campesinos y víctimas del conflicto. La medida busca fortalecer la Reforma Agraria y dignificar la vida de las comunidades rurales.
DIARIO DEL HUILA, REGIONAL
El departamento del Huila fue escenario de un nuevo avance en la implementación de la Reforma Agraria. La Agencia Nacional de Tierras (ANT) ejecutó tres operativos de recuperación de predios rurales en el municipio de El Agrado, sumando un total de 270 hectáreas que regresan a manos campesinas. Estas acciones, además de representar un alivio para familias despojadas o afectadas por megaproyectos, constituyen un paso concreto hacia la reparación de víctimas y el fortalecimiento de la justicia social en el campo colombiano.
Los terrenos recuperados corresponden a tres predios: El Dindal, con 97,5 hectáreas; Los Llanitos, de 69,89 hectáreas; y Los Manzanillos, de 101,96 hectáreas. Cada uno tiene una historia particular que refleja las dificultades de acceso a la tierra en el país, pero también el potencial de la política agraria cuando se ejecuta con decisión.
El Dindal: tierra para quienes lo perdieron todo
El predio El Dindal, adquirido en 2013 por la ANT para beneficiar a las comunidades impactadas por la construcción de la represa El Quimbo, se encontraba ocupado irregularmente y destinado en parte a la siembra de cítricos. Tras años de litigios y gestiones, la Unidad de Gestión Territorial del Huila, con apoyo de la fuerza pública y autoridades judiciales, logró su recuperación y posterior entrega a 12 familias campesinas afectadas por el megaproyecto hidroeléctrico.
“Tras años de persecución y abandono, la tierra vuelve a dar frutos, trabajo y esperanza en manos campesinas que celebran: ¡Esta tierra sí es mía!”, afirmó Felipe Harman, director de la ANT, durante la jornada.
Uno de los beneficiarios, Rusbert Simbaqueva García, no ocultó su satisfacción: “Estoy muy agradecido con la Agencia de Tierras por este predio que nos otorga la oportunidad de dignificar nuestras luchas. De ahora en adelante no volveré a pagar arriendo”.
Los Llanitos y Los Manzanillos: extinción de dominio y nuevas esperanzas
Los otros dos predios recuperados pertenecían a la Sociedad de Activos Especiales (SAE) y estaban vinculados a procesos de extinción de dominio por enriquecimiento ilícito. En ambos casos, personas ajenas mantenían ocupaciones indebidas.
Una vez asegurados, las 171 hectáreas de Los Llanitos y Los Manzanillos fueron entregadas a seis familias de la Asociación Mujeres Agrarias, integrada en su mayoría por madres cabeza de hogar. La decisión no solo fortalece el acceso de las mujeres rurales a la tierra, sino que reconoce su papel como motor productivo y social en el campo colombiano.
“Recibir este predio representa para nosotros y nosotras la oportunidad de dignificar nuestra lucha social, reafirmar nuestro proceso campesino y fortalecer nuestra identidad. Hoy podemos decir con orgullo: esta tierra es nuestra”, expresó emocionada Vianey Medina, lideresa de la organización.
En el mismo sentido, Liliana Salazar, otra de las beneficiarias, destacó que se trata de un alivio enorme: “Es un alivio no tener que pagar arriendo para cosechar nuestros productos. En el Huila seguiremos defendiendo la Reforma Agraria de la que somos protagonistas y que ya está dando frutos en muchos territorios”.
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Justicia agraria en marcha
De acuerdo con la ANT, estas entregas se enmarcan en la estrategia del Gobierno nacional para recuperar tierras con ocupación irregular o vinculadas a economías ilegales, poniéndolas al servicio de las comunidades campesinas, las víctimas del despojo y las mujeres rurales.
El director Harman subrayó que más de 330 familias de Asoquimbo ya producen habichuela, maíz, cilantro y otros alimentos en tierras entregadas en el marco de esta política. Cada recuperación, aseguró, constituye un acto de justicia y reparación.
El caso de Jesús, Celina, Rudver y Lucy, desplazados hace 16 años y hoy nuevamente propietarios, es apenas un ejemplo del impacto positivo de este proceso en la reconstrucción del tejido social.
Un camino largo pero decisivo
La Reforma Agraria enfrenta grandes retos, desde la seguridad jurídica hasta la financiación, pasando por la resistencia de sectores con intereses en el acaparamiento de tierras. No obstante, experiencias como la de El Agrado confirman que, con voluntad política, la redistribución de la tierra es posible y genera transformaciones inmediatas en la vida de las comunidades.
Cada hectárea devuelta representa más que un terreno cultivable: simboliza la posibilidad de reconstruir proyectos de vida truncados por la violencia o la desigualdad. Para los campesinos y, especialmente, para las mujeres rurales, significa el inicio de un nuevo ciclo de esperanza.
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