Mientras el presidente de la República está cumpliendo el itinerario internacional 62 al Japón, acompañado de una numerosa comitiva, con recursos del presupuesto General de la Nación, el Sistema Nacional de Salud se sigue deteriorando, lo cual está generando un problema mayúsculo en todas las familias colombianas, que no encuentran respuestas gubernamentales para que se les brinde una atención optima cuando acuden a solicitar una atención médica. Ante este desespero acuden a interponer ante la justicia más quejas y tutelas por las diferentes barreras que se les imponen en los centros hospitalarios. Así lo exprese en sus mensajes a través de los canales de televisión que estamos teniendo una salud excelente, la realidad demuestra que no es cierto. En este escenario, la atención en salud de millones de colombianos enfrenta un riesgo real. La crisis requiere corresponsabilidad de todos los actores y decisiones rápidas para evitar que la atención en salud se siga deteriorando. La sostenibilidad del sistema es un asunto de todos. No se puede tomar una medida únicamente; hay que emplear muchas estrategias gubernamentales para subsanar esta problemática que afrontamos. El problema es de recursos. Está totalmente desfinanciado.
Ante la capacidad de respuesta de las EPS que tiene intervenidas por el gobierno nacional, está provocando que la población se esté enfermando más. La mayoría de las veces tienen que acudir a los hospitales públicos y en la mayoría de las veces terminan en la UCI. En el caso del Hospital Universitario de Neiva, la capacidad de respuesta de estas camas se siente desbordado en un 130%. No hay camas suficientes. Estamos regresando a la época del Covid. Muy grave este panorama. Son dantescas las imágenes que presentan las salas de urgencias. La impaciencia de la gente es razonable, al igual que las actitudes de desespero. No solo el bienestar de tantos, se encuentra en la incertidumbre, sino la propia vida de aquellos aquejados por las dolencias más serias. Para la gran mayoría, el contraste frente a épocas pasadas es evidente, pues las certezas de antes en la entrega de fármacos claves se diluyeron en un mar de dudas y rumores.
En lo que atañe a medicinas, los escollos se han presentado sobre todo en las entidades intervenidas por la administración Petro, cuya gestión deja mucho que desear. Así lo confirman no solo un continuado deterioro patrimonial, sino atrasos con proveedores farmacéuticos que ascienden a unos cuatro billones de pesos. Lejos de buscar una solución integral, la respuesta del ejecutivo se ha concentrado en golpes mediáticos que les sirven a los partidarios de las teorías de la conspiración. Muchos especialistas han expresado que existe un empeoramiento generalizado de la situación financiera que afecta a los diferentes eslabones de la cadena. En este diagnóstico salta a la vista la actitud gubernamental de restringir el giro de recursos públicos al Sistema.
