En solo 24 horas ha sido asesinados salvajemente seis integrantes de la Fuerza Pública en los departamentos de Cauca, Valle y Antioquia, por las organizaciones narcoterroristas que han recrudecido la violencia, mediante atentados contra las estaciones de policía, edificios donde funcionan las alcaldías y contra los establecimientos comerciales y humildes viviendas. Son dantescas las imágenes que están difundiendo los medios de comunicación y las redes sociales, sobre la destrucción que han dejado desolación y muerte, producto del conflicto armado en que se encuentra sumido el país. La sociedad colombiana, está pagando los platos rotos de una política implementada por el ejecutivo de la Paz Total, que hasta la fecha ha sido un fracaso total y solo ha logrado la más grande decepción, por la incapacidad y la ineptidud de un gobierno nacional para garantizar la seguridad y el bienestar a todos los agentes económicos del país. Dichas imágenes muestran algunos sectores afectados, arrasados y destruidos. Lo que está sucediendo en nuestro territorio colombiano, es que se siguen presentando estos hechos de violencia, que están enlutando a centenares de familias colombianas. Por tal motivo, la ciudadanía y todos los actores de la opinión pública debemos defender y respaldar a la fuerza pública.
Lo hemos reiterado en esta tribuna de opinión. No estamos en contra del presidente Gustavo Petro Urrego. Pero esta situación creciente de violencia es la triste realidad que está viviendo el país. La laxitud que ha mantenido el ejecutivo con dichas organizaciones delincuenciales y el debilitamiento progresivo que ha tenido la defensa nacional, nos está pasando factura a toda la sociedad colombiana. La criminalidad tiene sometida a las dos terceras partes de los municipios colombianos. La extorsión, reclutamiento forzado, masacres, terrorismo, asesinatos selectivos y taponamientos a granel en todas las principales vías del país, sin que exista autoridad para ejercer control, porque desde la Casa de Nariño, les tienen prohibido a los organismos de seguridad, actuar contra estas expresiones criminales. Se ha vuelto costumbre el lema “dejar hacer lo que se les dé la gana” a los delincuentes que bloquean las vías, porque esa ha sido la directriz gubernamental.
Algunos expertos de la opinión pública nos han hecho conocer, que entre las estrategias que están utilizando dichas organizaciones terroristas es la de bloquear los peajes a través de la instrumentalización de las comunidades indígenas, para que circule libremente el transito automotor, lo cual es aprovechado para que pasen grandes cargamentos de estupefacientes y sustancias sicoactivas, hacia los mercados nacionales e internacionales. Inclusive nos han expresado que los atentados terroristas que se están presentando, son para desviar la atención de los organismos de seguridad y dejar despejados las rutas hacia el mar para transportar dichos alucinógenos a los mercados internacionales. Sería interesante que el Ministerio de Defensa en coordinación con las autoridades departamentales evalúen estas eventuales estrategias subversivas.
