Una iniciativa legislativa que avanza en el Congreso busca modificar el horario de entrada en las instituciones educativas del país, estableciendo que no podrán iniciar clases antes de las 7:00 de la mañana. Esta propuesta, liderada por el senador Guido Echeverri, responde a preocupaciones relacionadas con los efectos del “madrugón escolar” en la salud, el rendimiento académico y la calidad de vida de los estudiantes y sus familias. Actualmente, muchos colegios, sobre todo aquellos que funcionan en doble jornada, comienzan sus actividades cerca de las 6:00 a. m., una práctica que obliga a los estudiantes y a sus padres a despertarse desde muy temprano, lo que compromete las horas adecuadas de sueño.
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Desde la academia, la propuesta ha sido bien recibida. Ángela Patricia Vargas, especialista en educación infantil y miembro de la Universidad de La Sabana, considera que retrasar el inicio de la jornada escolar podría generar impactos positivos tanto en el entorno familiar como en el desempeño estudiantil. A su juicio, permitir que los hogares tengan más tiempo en la mañana reduciría el agotamiento físico de padres y madres, quienes suelen llevar extensas jornadas laborales y, además, deben alistarse junto a sus hijos desde la madrugada. Para los menores, la modificación del horario implicaría una mejora en los ciclos de descanso, los cuales son determinantes en los procesos de concentración y aprendizaje.
La experta también advierte sobre los riesgos a la salud de los estudiantes que se desplazan muy temprano bajo bajas temperaturas, como ocurre en ciudades con climas fríos. Este tipo de exposición, según explicó, podría elevar la incidencia de enfermedades respiratorias. Algunos planteles educativos han comenzado a implementar cambios voluntarios en sus horarios como respuesta a esta situación. Además, la modificación beneficiaría también a los docentes, ya que contarían con más espacio para planificar sus clases antes del ingreso de los estudiantes, lo que disminuiría la carga de trabajo en casa y mejoraría su bienestar laboral.
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El senador Echeverri sostiene que hay suficiente evidencia científica para afirmar que los niños aprenden mejor cuando han descansado adecuadamente, y que evitar interrupciones prematuras en el sueño contribuye a un mejor rendimiento escolar. En ese sentido, el proyecto de ley contempla cierta flexibilidad para que cada institución, junto con los padres de familia, adapte la medida de acuerdo con su realidad. De aprobarse, esta normativa podría representar un cambio importante en la organización educativa del país, apostándole a una jornada escolar que priorice la salud y el equilibrio en la vida diaria de estudiantes, docentes y familias.
