Por: Juan Sebastián Prieto Pérez El inicio de un nuevo año trae consigo renovadas expectativas para el Concejo de Neiva, institución clave en la construcción de políticas públicas, la vigilancia de la administración municipal y el impulso de proyectos que impacten positivamente en la calidad de vida de los ciudadanos.
Sin embargo, 2025 no será un año cualquiera. Tras los retos económicos, sociales y políticos que enfrentó la ciudad en 2024, la ciudadanía requiere concejales comprometido, eficiente y conectado con su labor.
En primer lugar, uno de los mayores desafíos será el cumplimiento de las funciones básicas de la corporación, La ciudadanía espera que como concejales ejerzamos el papel de coadministradores con transparencia y conectados con la realidad que se vive.
Es innegociable que los debates de control político sean profundos, fundamentados en datos verificables y sobre todo, enfocados en soluciones prácticas. No se trata solo de señalar irregularidades, sino de proponer mecanismos para corregirlas es decir plantear soluciones reales y serias, Lo que uno escucha es que la comunidad neivana desea que el Concejo no se limite a la crítica, sino que sea un actor propositivo frente a temas de alto interes como la inseguridad, la movilidad, el desempleo, la crisis energética y servicios públicos que afecta a muchos sectores.En cuanto a la presentación de proyectos de acuerdo, el reto será doble: pertinencia y viabilidad, ya que los ciudadanos exigen iniciativas que respondan a las problemáticas más importantes, como la mejora de los servicios públicos, la reactivación económica, deporte comoherramienta social y sobre todo temas que generen desarrollo. Un ejemplo clave será el catastro multipropósito, cuya consolidación podría significar no solo un mayor ordenamiento territorial, sino también un incremento en los ingresos municipales, !eso sí! la administración deberá pensar muy bien que esto no permita cargar más a los sectores más vulnerables.
Por otro lado, el desarrollo debe estar en el centro de las discusiones, con proyectos que fomenten la transición energética y el uso eficiente de recursos. Los Neivanos quiere ver concejales vigilantes, pero también responsables en sus intervenciones.
Esto implica supervisar de manera efectiva la ejecución presupuestal, el cumplimiento del plan de desarrollo y la ejecución de proyectos de alto impacto. Temas sensibles como el Sisben, que en 2024 fue objeto de críticas por negligencia administrativa, no pueden pasar desapercibidos. El Concejo debe garantizar que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan y que los procesos se realicen con total transparencia. El 2025 debe ser el año de fortalecer los espacios de participación ciudadana y utilizar las tecnologías para fomentar una comunicación asertiva y transparente.
Los ciudadanos no solo quieren escuchar discursos, sino ser escuchados.Finalmente, no hay que perder de vista que más allá de los retos estructurales que tenemos como ciudad y territorio lo que la ciudadanía más espera es un cambio de actitud.
Dejar atrás esa política tradicionalista que lo único que genera es divisiones y caos; menos sesiones vacías y más debates propositivos; menos promesas y más resultados concretos. La legitimidad del Concejo no se ganará con palabras, sino con resultados medibles con concejales propositivos que generen un impacto tangible en la vida de los neivanos.Los retos son enormes, pero también lo es la posibilidad de marcar la diferencia.
Que 2025 sea recordado como el año en que el Concejo asumió con responsabilidad y eficacia el mandato que la ciudadanía le encomendó.
