Diario del Huila

Cultura política: el deber ciudadano de informarse antes de votar

Sep 25, 2025

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Por: Adonis Tupac Ramirez Cuellar

En Colombia solemos hablar de política únicamente cuando se acercan las elecciones. Entonces aparecen los discursos, las promesas y los eslóganes que inundan las conversaciones cotidianas. Sin embargo, lo verdaderamente determinante para la democracia no ocurre el día en que marcamos una casilla en el tarjetón, sino en el proceso previo: la capacidad de cada ciudadano de informarse, pensar críticamente y decidir con criterio. Ese es el verdadero ejercicio de la cultura política.

Las consultas internas de los partidos políticos, que se avecinan, son un ejemplo claro. Muchos las perciben como un asunto lejano, reservado para militantes o expertos, pero en realidad definen quiénes tendrán el aval de representar a miles de personas en elecciones locales y nacionales. No participar o hacerlo sin información es ceder a que otros decidan por nosotros.

¿Cómo puede un ciudadano común fortalecer su cultura política en medio de la saturación de noticias, redes sociales y propaganda? La primera recomendación es sencilla pero esencial: diversificar las fuentes de información. No basta con leer un solo periódico ni con seguir un único noticiero. Escuchar diferentes voces, contrastar medios y verificar datos en portales de verificación de hechos como Colombiacheck ayuda a evitar caer en la manipulación.

La segunda recomendación es aprender a distinguir entre opinión e información. En la era digital abundan los comentarios disfrazados de noticias. Antes de compartir un mensaje en redes sociales conviene preguntarse: ¿de dónde viene?, ¿está sustentado con datos?, ¿aporta algo más que una emoción pasajera? El pensamiento crítico comienza cuando dejamos de aceptar todo al pie de la letra.

Tercero, es necesario mirar más allá de los discursos individuales y revisar las trayectorias. ¿Qué han hecho los candidatos en sus comunidades?, ¿qué cargos han ocupado?, ¿cómo han manejado los recursos públicos o privados que han administrado? Los portales de transparencia, los informes de la Contraloría y las veedurías ciudadanas ofrecen información valiosa que pocas veces consultamos, pero que debería ser parte del “chequeo básico” antes de apoyar a alguien.

Cuarto, la cultura política se cultiva también en la vida cotidiana. Conversar en familia, en el barrio o en el trabajo sobre los temas de ciudad y país con respeto y argumentos fortalece la democracia. No se trata de convencer al otro a toda costa, sino de aprender a escuchar, contrastar y enriquecer la mirada. La política no es un ring de boxeo, es un espacio de construcción colectiva.

Finalmente, es clave recordar que participar en las consultas internas no es un simple trámite: es el primer filtro para garantizar que quienes llegan a las elecciones generales representen proyectos serios y transparentes. Un voto consciente en esta etapa evita después tener que elegir entre opciones que no generan confianza.

La cultura política, en últimas, es un deber ciudadano tanto como pagar impuestos o respetar la ley. Votar sin información es como firmar un contrato sin leerlo. De nosotros depende que la democracia sea un ritual vacío o una herramienta real para transformar nuestro futuro.

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