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Cuidado cutáneo: entendiendo los efectos del rascado

Feb 6, 2025

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Rascarse la piel es una reacción instintiva ante la picazón, una respuesta que a menudo nos brinda un alivio momentáneo. Sin embargo, cuando este acto se vuelve excesivo, puede desencadenar una serie de efectos negativos que afectan la salud de nuestra piel a corto y largo plazo.

DIARIO DEL HUILA, SALUD

En este artículo exploraremos las causas de la picazón, el impacto del rascado excesivo y algunas recomendaciones para cuidar la piel y romper el ciclo vicioso de picazón y rascado.

La picazón, o rasquiña, puede tener múltiples orígenes. Entre las causas más comunes encontramos:

Alergias y sensibilidades: El contacto con ciertos alérgenos o irritantes, como algunos alimentos, polen o productos químicos, puede desencadenar una reacción en la piel que produce picazón.

Sequedad cutánea: Factores ambientales como el frío, la baja humedad o el uso excesivo de jabones y detergentes pueden resecar la piel, generando irritación y picazón.

Enfermedades dermatológicas: Condiciones como el eczema, la psoriasis y la urticaria se caracterizan por episodios recurrentes de picazón intensa, donde el rascado puede empeorar la situación.

Factores emocionales: El estrés, la ansiedad y otras alteraciones emocionales pueden actuar como detonantes, aumentando la sensación de picor y llevando a un rascado inconsciente.

Al rascarse, el cerebro libera serotonina, una sustancia que proporciona una sensación temporal de alivio. No obstante, este alivio es efímero, ya que el acto de rascarse, en lugar de solucionar el problema, suele agravar la irritación.

Cuidar la piel es cuidar de ti

Daño a la barrera cutánea

La piel es el primer escudo de nuestro organismo contra agentes externos como bacterias, virus y contaminantes. Cuando nos rascamos de manera excesiva o con demasiada fuerza, se generan microlesiones en la epidermis. Estas pequeñas heridas debilitan la barrera cutánea, haciendo que la piel sea más vulnerable a la entrada de microorganismos y provocando un aumento en el riesgo de infecciones. Con el tiempo, estas microlesiones pueden convertirse en un problema crónico, dificultando la recuperación y el mantenimiento de una piel sana.

Inflamación y enrojecimiento

El rascado estimula la liberación de histamina y otras sustancias químicas que provocan inflamación. Este proceso se traduce en enrojecimiento, hinchazón y una mayor sensación de picor, lo que puede desencadenar un círculo vicioso: más rascado, más inflamación y, por ende, más picazón. La inflamación prolongada no solo afecta la apariencia estética de la piel, sino que también puede contribuir a la aparición de otras complicaciones dermatológicas.

Cicatrices y engrosamiento de la piel

El rascado repetido y crónico puede llevar a cambios estructurales en la piel. Uno de los problemas más notorios es la formación de cicatrices, especialmente cuando se rascan áreas que ya están lesionadas. Además, este hábito puede provocar un engrosamiento de la piel, conocido como liquenificación, que se manifiesta por una textura más áspera y rígida. Esta condición no solo afecta la apariencia, sino que también puede intensificar la sensación de picazón, perpetuando el ciclo dañino.

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Riesgo de infecciones

Las microlesiones y heridas abiertas que se producen por el rascado excesivo son el escenario perfecto para la entrada y proliferación de bacterias. Infecciones como el impétigo, la celulitis bacteriana o la formación de abscesos pueden desarrollarse a partir de estas pequeñas lesiones. En casos más graves, estas infecciones requieren intervención médica, lo que puede implicar el uso de antibióticos y, en ocasiones, tratamientos prolongados para evitar complicaciones mayores.

Alteración del ciclo de picazón

Una de las consecuencias más preocupantes del rascado excesivo es la alteración del ciclo natural de la picazón. En lugar de proporcionar un alivio duradero, el rascado estimula una respuesta inflamatoria que activa la liberación de más histamina, lo que a su vez intensifica la picazón. Este ciclo –picazón, rascado, más picazón– puede resultar muy difícil de romper, afectando la calidad de vida y la salud de la piel a largo plazo.

Complicaciones en condiciones dermatológicas

Para las personas que padecen enfermedades como el eczema, la psoriasis o la urticaria, el rascado puede agravar notablemente los síntomas. En estos casos, el rascado no solo empeora los brotes, sino que también retrasa el proceso de cicatrización, prolonga la inflamación y aumenta el riesgo de cicatrices y complicaciones secundarias. El manejo adecuado de estas condiciones requiere un enfoque integral que incluya tanto el tratamiento médico como medidas para controlar el rascado.

Cómo evitar el rascado excesivo

Para proteger la piel y minimizar los efectos negativos del rascado, es fundamental adoptar algunas prácticas de autocuidado:

  • Mantener la piel hidratada: Usar cremas y lociones emolientes ayuda a preservar la humedad natural de la piel, reduciendo la sequedad y la irritación.
  • Utilizar ropa adecuada: Preferir prendas suaves y transpirables puede minimizar la fricción y la irritación en la piel.
  • Aplicar compresas frías o lociones calmantes: Estas medidas pueden aliviar la picazón y disminuir la inflamación de forma efectiva.
  • Buscar asesoramiento profesional: Si la picazón persiste o se vuelve severa, es recomendable consultar a un dermatólogo. Un especialista puede identificar la causa subyacente y proponer un tratamiento adecuado que evite el rascado excesivo.

Aunque rascarse puede brindar un alivio momentáneo, es importante ser consciente de los múltiples efectos negativos que puede tener en la salud de la piel. Desde la alteración de la barrera cutánea hasta el riesgo de infecciones y la formación de cicatrices, el rascado excesivo puede generar complicaciones que afectan tanto la apariencia como el bienestar general.

Prevención y autocuidado: claves del bienestar.

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