Cuidado con la pólvora
Por: Sergio Trujillo
Diputado Asamblea del Huila.
El reciente caso del primer quemado por pólvora en Neiva este 2025 nos sacude como sociedad. Un niño herido, una familia en riesgo, un llamado de alerta para todo el Huila.
Las cifras nacionales ya pintan un panorama preocupante: en la temporada 2023–2024, el país registró 1.357 lesionados por pólvora, un aumento del 17,7% frente al año anterior. Y en nuestro departamento, cerramos 2024 con al menos 9 personas quemadas.
Si estas estadísticas alarman, lo que estamos viviendo hoy debe conmovernos aún más. Porque detrás de cada lesión hay una vida, sueños truncados, familias afectadas.
La pólvora -ese material explosivo tradicional de diciembre- no es un juguete. Debe estar únicamente en manos de expertos: organizadores de espectáculos pirotécnicos, técnicos autorizados… nunca en las manos de nuestros niños, niñas y adolescentes.
Como diputado, huilense y padre de familia, hago un fuerte llamado a las autoridades departamentales y municipales: fortalezcan los controles, refuercen los operativos de vigilancia y restrinjan lo más posible la venta de pólvora. No se trata de estigmatizar tradiciones, sino de proteger vida y salud.
A los alcaldes, les digo con claridad: si tienen facultades para prohibir la venta —o al menos regularla con rigurosidad—, que no duden. La salud pública, la integridad de nuestros menores, está por encima de negocios o festividades mal entendidas.
Y a los padres, madres y responsables: estén vigilantes. No permitan que sus hijos manipulen pólvora. No confíen en “una chispita”, “un cohete pequeño” o “este año sí”. Los accidentes no entienden de buenas intenciones. Y muchas veces, terminan con hospitalizaciones, amputaciones, secuelas irreversibles… o algo aún peor. La pólvora debe ser espectáculo -arte y control-, no tragedia.
Invito a todas las familias huilenses a reflexionar: el miedo, el dolor, la angustia de un hospital, o de una familia en duelo, no deben ser parte de nuestras celebraciones. Celebremos con luces, música, abrazos… pero sin explosiones.
Que ese primer quemado de 2025 sea una advertencia —y un punto de inflexión. Que las autoridades actúen, que la comunidad se involucre, que protejamos a nuestros niños y jóvenes. El Huila merece fiestas seguras, sin quermados, sin mutilaciones, sin lágrimas.
Porque la pólvora manipulada por manos inexpertas no es tradición: es riesgo.








