La visita oficial del príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán a Estados Unidos dejó una escena inesperada en la Casa Blanca: Cristiano Ronaldo sentado en la mesa principal durante la cena ofrecida por el presidente Donald Trump.
El astro portugués, quien viajó como parte de la comitiva saudí en su calidad de embajador deportivo del reino, se convirtió en una de las figuras más comentadas de la noche en Washington.
Ronaldo, acompañado por Georgina Rodríguez, asistió al evento como representante del proyecto futbolístico saudí, una pieza clave dentro de la estrategia de imagen y posicionamiento internacional que adelanta Arabia Saudita. Su presencia no fue casual. Desde su llegada, fue tratado como un invitado de alto perfil, ubicado muy cerca del presidente de Estados Unidos, lo que evidenció el peso simbólico que su figura tuvo dentro de la velada.
Durante su discurso, Trump lo mencionó antes que a otros líderes y empresarios presentes. El mandatario destacó que su hijo es un admirador del futbolista y añadió: “Gracias por estar aquí, es un honor.” La frase —real y registrada durante la ceremonia— reforzó la atención que rodeó al delantero, hoy jugador de Al-Nassr.
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Horas antes de la cena, según informó CNN, el propio Trump lo había invitado a un encuentro privado. Aunque no trascendieron detalles de esa conversación, la reunión despertó interés internacional por el cruce entre deporte, diplomacia y poder que simboliza Ronaldo en este tipo de escenarios.
Pese al contexto —Estados Unidos será sede del Mundial junto con México y Canadá—, la reunión no tuvo vínculos con la organización del torneo. No hubo anuncios, acuerdos ni gestos hacia la FIFA. Gianni Infantino asistió al evento, pero su presencia respondió al protocolo habitual en este tipo de ceremonias.
El trasfondo central de la cena fue la visita de Mohamed bin Salmán, uno de los líderes más influyentes en la reconfiguración del papel saudí en la escena internacional. En ese marco, Ronaldo apareció como un embajador cultural del reino y un elemento de soft power en medio de un ambiente dominado por intereses políticos y económicos.
También estuvo presente Elon Musk, aunque ubicado en una mesa distinta a la del portugués. Aunque su asistencia fue interpretada como parte del acercamiento reciente entre el empresario y Trump, en esta ocasión la atención mediática giró más en torno al futbolista que a las figuras tecnológicas o políticas.
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