La salida de la firma encuestadora AtlasIntel del proceso interno para definir el candidato presidencial del Centro Democrático desató una tormenta política en el principal partido de oposición. A las tensiones internas se suman denuncias de presunta injerencia extranjera y cuestionamientos sobre la transparencia de la campaña de Miguel Uribe Londoño.
DIARIO DEL HUILA, POLITICA
El panorama en el Centro Democrático (CD) atraviesa uno de sus momentos más tensos desde su fundación. A menos de tres semanas del plazo establecido para elegir su candidato único a la Presidencia, la encuestadora AtlasIntel confirmó que no continuará con el estudio que debía definir al aspirante oficial. La decisión ha encendido las alarmas dentro del partido y generado interrogantes sobre el rumbo de la colectividad que lidera la oposición al gobierno nacional.
AtlasIntel, reconocida por su independencia y rigor técnico, explicó que su retiro respondió a tres motivos principales: los riesgos reputacionales de intervenir en un proceso interno de alta polarización, la falta de claridad en la custodia de la información y los tiempos insuficientes para cumplir con los estándares técnicos exigidos antes del 28 de noviembre, fecha límite fijada por el CD.
La firma prefirió apartarse antes de comprometer su credibilidad. Sin embargo, el retiro dejó en evidencia tensiones al interior del partido y puso en el centro del debate el papel del precandidato Miguel Uribe Londoño, quien ha sido señalado como el foco de la crisis.
Cabal, Valencia y Guerra ratifican apoyo al partido
Lejos de la narrativa de división, tres de los aspirantes —María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Andrés Guerra Hoyos— enviaron cartas oficiales al director nacional Gabriel Vallejo Chujfi, expresando su respaldo al liderazgo institucional y a las reglas establecidas para la contienda interna.
Cabal subrayó en su comunicación que el compromiso del uribismo debe ser con la transparencia y la legitimidad. “Nuestro deber es fortalecer al partido y garantizar un mecanismo de selección legítimo, donde las bases tengan la última palabra”, manifestó la senadora.
Por su parte, Paloma Valencia insistió en que el Centro Democrático “debe dar ejemplo de disciplina y respeto por las normas que lo rigen”, llamando a que las diferencias no se conviertan en ataques personales.
El exdiputado Andrés Guerra Hoyos destacó que “defender las reglas del juego es defender el uribismo”, en alusión a la importancia de preservar la cohesión interna y el legado del movimiento fundado por Álvaro Uribe Vélez.
Estas comunicaciones, difundidas por los equipos de campaña de cada uno de los aspirantes, fueron interpretadas como un gesto de madurez política y una señal de confianza en la dirección de Vallejo.

Miguel Uribe Londoño, en el ojo del huracán
Uribe Londoño ingresó al proceso en reemplazo de su hijo, Miguel Uribe Turbay, tras el atentado que acabó con la vida del joven precandidato. La dirección del partido respaldó su participación como un gesto de solidaridad, pero con el paso de los días su papel ha generado controversia.
De acuerdo con fuentes internas, Uribe Londoño habría propuesto modificar las reglas de juego acordadas entre los precandidatos y la dirección del CD, buscando reemplazar a AtlasIntel —seleccionada por su neutralidad y carácter extranjero— por otras encuestadoras de su preferencia.
Esa iniciativa generó un quiebre en el consenso interno. Desde el partido se cuestiona si los asesores del precandidato habrían intentado contactar directamente a la encuestadora, lo que podría contradecir los principios de imparcialidad del proceso. Incluso, el presidente del Centro Democrático, Gabriel Vallejo, habría solicitado a Uribe Londoño aclarar esos acercamientos.
La salida de AtlasIntel y la incertidumbre sobre la continuidad del mecanismo de selección han puesto en entredicho la cohesión del partido y la transparencia del proceso interno.
Posible actuación del Comité de Ética
Ante los acontecimientos, distintas voces dentro del CD han pedido la intervención del Comité de Ética para evaluar si las actuaciones del precandidato vulneraron los principios de lealtad y disciplina de la colectividad.
El comité podría analizar si hubo interferencia indebida con la encuestadora o uso inadecuado de información privada, algo que, de confirmarse, podría implicar sanciones políticas o incluso la exclusión de Uribe Londoño del proceso.
A pesar de las presiones, cercanos al expresidente Álvaro Uribe sostienen que el líder del partido ha optado por la prudencia, evitando pronunciamientos que profundicen la división. Sin embargo, el dilema ético persiste y amenaza con prolongarse.
Denuncias de infiltración extranjera
Otro elemento que complica el panorama es la presencia del asesor venezolano Lester Toledo, señalado de operar como estratega de la campaña de Miguel Uribe Londoño. Toledo, de acuerdo con versiones políticas, habría tenido vínculos con movimientos venezolanos y grupos que intervinieron en procesos políticos en Colombia, como la administración de Monómeros y la Alcaldía de Medellín durante la gestión de Daniel Quintero.
Según fuentes cercanas al CD, Toledo estaría detrás de la filtración de documentos y de una supuesta estrategia para desestabilizar al partido desde adentro, mediante divisiones internas y campañas de desprestigio digital.
Informes de inteligencia política citados por medios nacionales señalan que desde cuentas foráneas, operadas desde Venezuela, Panamá y Miami, circulan mensajes coordinados que buscan desacreditar al Centro Democrático, replicando tácticas de desinformación ya vistas en otros países de la región.
Puede leer: Petro ordenó iniciar demandas por demoras en debate de reforma a la salud
Cuestionamientos financieros
A los problemas políticos se suman las dudas sobre la financiación de la campaña de Miguel Uribe Londoño. De acuerdo con informes periodísticos, el precandidato habría invertido más de 280 millones de pesos en pauta digital y cerca de 100 millones mensuales en eventos y logística.
Aunque Uribe Londoño asegura que los recursos provienen de fondos familiares y donaciones privadas, hasta el momento no se han hecho públicos reportes oficiales de ingresos ni auditorías. Esto genera preocupación dentro de un partido que ha sostenido su discurso sobre la transparencia y la rectitud en el manejo de los recursos.
Un riesgo para la oposición democrática
Más allá de los nombres y los episodios puntuales, lo que ocurre dentro del Centro Democrático podría tener efectos más amplios. El partido representa hoy la principal fuerza de oposición con presencia nacional, bancada en el Congreso y estructura territorial consolidada.
Analistas advierten que una fractura interna, acompañada de campañas externas de desprestigio, podría reducir significativamente su papel como contrapeso político frente al gobierno nacional.
Si el Comité de Ética no actúa con claridad y el partido no logra recomponer la confianza en sus procesos internos, el riesgo no solo es perder una candidatura, sino también la coherencia moral e ideológica que ha definido al uribismo durante más de una década.
Una prueba de fuego para el Centro Democrático
El caso Miguel Uribe Londoño se ha convertido en una verdadera prueba para la colectividad. De cómo responda su dirigencia dependerá no solo la elección de su próximo candidato presidencial, sino también la fortaleza de la oposición democrática en Colombia.
La decisión que adopte el partido frente a los hechos determinará si logra salir fortalecido o si, por el contrario, esta crisis marca el inicio de su fragmentación interna.

Puede leer: Petro plantea revivir la Gran Colombia tras ataques de EE.UU. en el Caribe









