El panorama es desalentador, cientos de usuarios de diferentes EPS acuden al Ministerio Publico para lograr alguna colaboración frente a los casos que padecen, muchos por la falta de atención, no entrega de medicamentos y traslados a municipios lejos de sus hogares.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
En Pitalito, la segunda ciudad más importante del Huila, crece una preocupación que ya dejó de ser aislada para convertirse en una alerta sostenida: la profunda crisis en la prestación de los servicios de salud. Entre remisiones forzadas a otros municipios, falta de medicamentos, infraestructuras inadecuadas y el colapso de los puntos de dispensación, la ciudadanía laboyana enfrenta diariamente un panorama que pone en riesgo no solo su bienestar físico, sino también su estabilidad emocional y económica.
La personera municipal, Yuli Constanza Silva Chávarro, ha venido haciendo seguimiento a una situación que califica como “particularmente compleja” y que, pese a múltiples llamados y mesas técnicas, aún no encuentra soluciones estructurales. Esta es la radiografía detallada de una crisis que se profundiza, pero que pocos están mirando con la urgencia que amerita.
En ese sentido, Pitalito no es ajeno a la realidad nacional: el sistema de salud colombiano, debilitado por años de deudas, tutelas, falta de pagos y barreras de acceso, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Sin embargo, en este municipio del sur del Huila, la crisis tiene particularidades que hace aún más la gravedad del problema.
De acuerdo con la personera, dos EPS se han convertido en el epicentro de las quejas, las tutelas y los incidentes de desacato: Asmet Salud y Nueva EPS. Pero es Asmet Salud la que concentra la mayor preocupación institucional.
La situación con Asmet Salud, explica la personera, es crítica: no existe convenio vigente con la ESE Municipal Carmen Emilia Ospina ni con el Hospital Departamental de Pitalito.
Esto significa que: “No se atienden especialidades, no se atienden hospitalizaciones, no se garantiza continuidad del tratamiento en el municipio, los pacientes deben ser remitidos a Garzón, Neiva o Puerto Asís, en Putumayo”, dijo la personera.
El impacto es devastador, hay pacientes en situaciones delicadas, que requieren cercanía con sus familias o atención oportuna, deben viajar horas para recibir un servicio que debería estar garantizado en su propio municipio, pero desafortunadamente así no sucede.
“Esto genera un desgaste no solo para el paciente, sino también para sus familiares, muchos deben cubrir gastos de transporte, alimentación y estadía en ciudades donde no tienen apoyo y donde, muchas veces, pasan días enteros en salas de espera o albergues improvisados”, esto les genera un gasto económico donde muchos no tienen con que cubrir”, explicó la personera Silva Chávarro.
Las historias se repiten
- Personas mayores trasladadas lejos de casa sin acompañamiento.
- Familias que deben pedir préstamos para sostenerse mientras su ser querido está hospitalizado.
- Pacientes con enfermedades crónicas que pierden continuidad en sus tratamientos.
Según la personera, uno de los casos más recientes que ellos como Ministerio Público conocieron involucraba a un paciente que ya había sido atendido en Neiva y requería ser trasladado nuevamente a Pitalito para completar su hospitalización. Sin embargo, el traslado no se autorizó simplemente porque la EPS no tiene convenio. Ese paciente terminó siendo enviado a otra ciudad, lejos de su red de apoyo.
“Un paciente es atendido en urgencias, pero si requiere hospitalización, se va de Pitalito, porque acá no se cuenta con las condiciones entre las entidades para poder ser atendidos”, enfatizó la personera.
Nueva EPS: medicamentos escasos y un dispensador colapsado
Si bien Nueva EPS mantiene convenios en el municipio, también arrastra problemáticas que afectan de manera directa a miles de usuarios. La mayor preocupación recae en Discolmets, el operador encargado de la dispensación de medicamentos de esta y otras EPS.
Durante la mesa técnica del 17 de octubre convocada por la Personería se sentaron representantes de Nueva EPS, Asmet Salud y Discolmets. La gran ausente fue la EPS Sanitas, que no envió delegados ni justificación, pese a ser uno de los principales actores del servicio en Pitalito, según contó la personera.
La reunión permitió poner sobre la mesa casos críticos y recurrentes, especialmente relacionados con medicamentos de alto costo, insumos permanentes como pañales, retrasos en entregas, negaciones reiteradas por supuestos desabastecimientos, pero uno de los hallazgos más preocupantes tiene que ver con la veracidad del “desabastecimiento”.
¿Hay desabastecimiento real?
La Personería registró casos donde Discolmets aseguraba no disponer de medicamentos esenciales para pacientes con enfermedades graves. Sin embargo, al solicitar constancias directamente a los fabricantes, estos respondieron que los productos sí estaban disponibles en el comercio.
Esto evidencia un desajuste profundo entre la oferta real y la gestión de inventarios del dispensador, un problema que puede poner en riesgo vidas y generar efectos irreversibles en pacientes que dependen de la continuidad del tratamiento.
La gravedad del asunto ha obligado a la misma personera a asumir tareas que no deberían recaer en su despacho.
“Esta semana voy a ir yo personalmente a reclamar un medicamento en el que ya tenemos incidente, porque alegan que no hay. Pero el fabricante nos dice que sí está disponible”, precisó Yuli Constanza Silva Chávarro.
Un dispensador con infraestructura en condiciones de riesgo
Más allá del acceso a los medicamentos, otro de los puntos que la Personería ha denunciado repetidamente es el estado lamentable de la infraestructura donde Discolmets presta el servicio.
“Es una bodega, no es un centro de atención, ni una sede acondicionada, ni un lugar adecuado para recibir usuarios vulnerables. Es un espacio reducido, improvisado, sin ventilación adecuada, sin zonas de espera suficientes y con problemas evidentes de seguridad”, expresó la funcionaria del Ministerio Público.
Durante la temporada de lluvias o en días de sol intenso, la bodega cierra parcialmente la puerta, lo que reduce todavía más el espacio de evacuación.
Según la personera, el punto cuenta con un único acceso que también es salida, un espacio reducido y sin rutas claras de evacuación y hacinamiento permanente.
“Eventualmente, Dios no lo quiera, ocurre una tragedia, un sismo o una emergencia con personas dentro… eso no tiene forma de evacuarse”, advirtió Silva Chávarro.
Esta preocupación ha quedado registrada en actas y oficios enviados a las entidades responsables, pero hasta ahora, no se ha tomado ninguna medida efectiva.
El dispensador no solo atiende a los usuarios de Nueva EPS. También maneja entregas para Sanitas y Asmet Salud, aumentando de manera exponencial la demanda.
“Tú pasas por el lugar y todo el tiempo hay filas de personas tratando de reclamar medicamentos, personas mayores, mujeres embarazadas, pacientes con movilidad reducida o con enfermedades crónicas pasan horas aguardando un turno en condiciones indignas”, indicó la personera.
Pese a los esfuerzos del operador por implementar algunas mejoras como filas prioritarias y revisión de órdenes antes de hacer la fila, estos ajustes no han sido suficientes. La falta de personal es evidente. Aunque según la personera, el coordinador de Discolmets aseguró haber asignado dos trabajadores adicionales, estos tuvieron que ser enviados a otra ciudad debido a renuncias o reestructuraciones internas.
Mesas técnicas sin resultados positivos
La reunión que realizaron el pasado 17 de octubre buscaba construir soluciones articuladas. Sin embargo, la ausencia de Sanitas una EPS con gran presencia en el municipio dejó dudas sobre el compromiso institucional con la crisis.
Mientras la Personería insiste en la necesidad de articular acciones, algunos actores del sistema no se presentan ni responden a convocatorias oficiales. Esta falta de diálogo agrava las tensiones y dificulta el seguimiento a los casos críticos.
Por otro lado, mientras se discuten convenios, infraestructuras y responsabilidades, son los pacientes y sus familias quienes pagan el costo más alto donde pacientes han tenido que ser trasladados sin recursos para acompañantes, madres buscando medicamentos para sus hijos sin éxito, adultos mayores haciendo filas bajo la lluvia, personas con enfermedades raras esperando meses por un tratamiento, usuarios confundidos por la falta de información o por autorizaciones incompletas.
La crisis tiene rostro. Tiene nombres, historias y consecuencias que no pueden seguir invisibilizándose bajo la burocracia.
¿Qué viene ahora?
La Personería anunció que continuará realizando visitas, oficios y requerimientos formales. Los próximos pasos incluyen:
- Verificación presencial del acceso a medicamentos.
- Seguimiento a los compromisos de la mesa técnica.
- Requerimientos formales a EPS que no están cumpliendo.
- Acciones preventivas frente a los riesgos en la sede de Discolmets.
- Sin embargo, mientras los procedimientos avanzan, la ciudadanía sigue enfrentando una crisis diaria que exige respuestas inmediatas.
Lo que ocurre en Pitalito es el reflejo de un sistema de salud que está al borde del colapso, pero también es evidencia de la falta de articulación entre los actores que deberían garantizar un derecho fundamental. Convenios inexistentes, infraestructuras deficientes, medicamentos que no llegan y filas interminables son solo la superficie de un problema más profundo.
La personera municipal lo sabe y lo ha dicho con claridad la situación es insostenible, “el reto ahora será que las entidades responsables EPS, prestadores, operadores y organismos de control tomen decisiones rápidas y contundentes antes de que la crisis siga cobrando víctimas silenciosas”, concluyó la persona del municipio de Pitalito.
