El debate sobre el salario mínimo de 2026 ya prende las alarmas en la economía colombiana. Un informe del Banco de Bogotá advierte que un incremento cercano al 12% presionaría la inflación y frenaría cualquier reducción de las tasas de interés, dejando a los colombianos con créditos más costosos durante los próximos años.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
El panorama económico en Colombia enfrenta un nuevo desafío de cara al 2026: la posibilidad de un incremento significativo del salario mínimo. Según un informe de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, esta medida tendría un impacto directo en la inflación, lo que a su vez limitaría la reducción de las tasas de interés de referencia del Banco de la República. En la práctica, esto significa que los colombianos seguirán enfrentando créditos costosos durante más tiempo del esperado.
Tasas altas por más tiempo
Actualmente, la tasa de referencia del Banco de la República se ubica en 9,25%. Se trata del interés mínimo al que el banco central presta o retira liquidez al sistema financiero, influyendo de manera directa en los costos de los créditos comerciales, de consumo e hipotecarios. La expectativa era que, en un contexto de desaceleración económica, esta tasa empezara a reducirse en el corto plazo; sin embargo, las presiones inflacionarias y el déficit fiscal impiden que el Emisor adopte una postura más flexible.
De acuerdo con el análisis del Banco de Bogotá, si en 2026 se repite un aumento del salario mínimo similar al de los últimos años —cercano al 12,4%—, la inflación podría superar el 4,5%, alejándose nuevamente de la meta establecida entre 2% y 4%. Esto obligaría a mantener la tasa de interés en su nivel actual, frenando cualquier alivio para los deudores.
Salario mínimo y presiones inflacionarias
La preocupación no es menor. En las minutas de la Junta Directiva del Banco de la República, publicadas en julio, varios de sus miembros advirtieron que un alza sustancial del salario mínimo tendría un efecto dominó en la economía. Por un lado, incrementaría los costos laborales de las empresas, que probablemente los trasladarían a los precios finales de bienes y servicios. Por otro, reforzaría la capacidad de consumo de los hogares, presionando la demanda en un mercado ya tensionado por el gasto público.
El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, lo explicó con claridad: el elevado déficit fiscal ha impulsado aún más la demanda interna, lo que complica el retorno de la inflación a la meta. Aunque este desbalance no ha afectado el riesgo país ni la tasa de cambio gracias al buen momento de los mercados emergentes, sí mantiene encendidas las alarmas sobre la estabilidad de los precios internos.
Inflación vs. recuperación económica
El debate está abierto. Mientras sectores del Gobierno piden una reducción de las tasas para estimular la recuperación, la mayoría de la Junta del Emisor sostiene que la prioridad debe ser controlar la inflación. Para la codirectora Bibiana Taboada, el bajo desempleo urbano y el dinamismo del consumo son pruebas de que la economía aún tiene un comportamiento sólido, lo que da espacio para mantener una política monetaria restrictiva.
Además, Taboada advirtió que los recortes en tasas por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos no necesariamente tendrán eco en Colombia. El país enfrenta condiciones internas distintas, como el desbalance fiscal y la presión de un eventual aumento del salario mínimo, que obligan a un manejo prudente. Incluso destacó que las tasas de los créditos en el mercado local han caído más de lo que refleja el ajuste de la tasa de referencia, lo que sugiere que nuevos recortes tendrían un impacto marginal.
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Tres condiciones para bajar la tasa
El informe del Banco de Bogotá es contundente: solo bajo tres condiciones podría el Banco de la República reactivar los recortes de tasa de interés. Estas son:
- Que la inflación y sus expectativas retornen de manera clara al rango meta.
- Que se observe una mejora significativa en la situación fiscal.
- Que la economía muestre un deterioro que justifique una postura más flexible.
No obstante, el escenario proyectado es poco alentador. Se espera un aumento considerable del salario mínimo, mejoras marginales en la situación fiscal y un desempeño económico que se mantiene robusto. Bajo estas circunstancias, la tasa del Banco de la República permanecería en 9,25% al menos hasta mediados de 2026.
Expectativas y disciplina fiscal
Las proyecciones de inflación y de tasa de interés han sido revisadas al alza durante 2025. Inicialmente, se esperaba que la inflación cerrara en 4,2% en 2025 y bajara a 3,6% en 2026. Sin embargo, las estimaciones actuales la ubican en 5,0% y 4,0%, respectivamente. En paralelo, la expectativa de la tasa de referencia pasó de 7,00% a 9,25% para 2025 y de 6,00% a 8,00% para 2026.
Pese a este panorama, el informe no descarta un escenario alternativo: si el próximo Gobierno adopta una política fiscal más disciplinada y la inflación logra acercarse al 4,0%, podrían reanudarse los recortes de tasas. Bajo esa premisa, la tasa podría bajar a 8,25% en 2026 y alcanzar 7,00% en 2027, consolidándose como el nuevo estándar de largo plazo para la economía nacional.
Un futuro condicionado
El futuro inmediato de las tasas de interés en Colombia dependerá, en gran medida, de las decisiones fiscales del Gobierno que asumirá en 2026. Mientras tanto, hogares y empresas deben prepararse para convivir con créditos caros, un escenario que podría prolongarse más de lo previsto si la inflación no cede.
En definitiva, la discusión sobre el salario mínimo trasciende lo laboral y se instala en el corazón de la política monetaria. Lo que se decida en ese frente marcará no solo el poder adquisitivo de los trabajadores, sino también la estabilidad de los precios y el acceso al crédito en los próximos años.

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