Alvaro Hernando Cardona González
Recientemente se vinieron a conocer las cifras oficiales sobre el comportamiento de las contravenciones (infracciones de policía) y delitos (infracciones al régimen penal) resultado de las comparaciones de los períodos primer semestre del 2025, con respecto del 2024.
No cambia el panorama en lo que ha sucedido los últimos treinta años. Colombia sigue siendo un país violento. Esto insiste en mostrar que seguimos haciendo lo mismo esperando unos resultados diferentes, lo que revela cuán torpes somos; y siendo prueba que el camino hacia el apaciguamiento o “paz” como siguen llamando al fenómeno, es con justicia objetiva pero inclaudicable. Dos estrategias que seguimos escatimando. ¿Somos tercos, torpes, como decíamos, necios? O, ¿esto es una necesidad politiquera?
Ante el crecimiento de las contravenciones y los delitos, debemos decir, otra vez, “politiquería no, política pública sí”; para salvar vidas, para mejorar la salud pública y para mejorar las condiciones socioeconómicas que todos anhelamos. La inseguridad, las contravenciones y los delitos, afectan todo en la sociedad, por eso la existencia de la sociedad depende en gran medida en que estos aspectos ojalá desaparezcan.
En la edición del Diario del Huila del pasado 19 de julio, con base en reporte de Indepaz, se mostraron cifras, por decir lo menos, conmovedoras: “En Colombia desde la firma del acuerdo de paz hasta este año en curso, se han reportado un total de 653 masacres, donde 2388 personas han sido asesinadas, en 31 de los 32 departamentos del país, y 265 municipios”; “En el país, se han registrado 37 masacres en el 2025, acciones violentas que han dejado un total de 120 víctimas, esto con reporte actualizado hasta el pasado 11 de julio de este año” y; “ en el Huila en el mismo periodo de tiempo han ocurrido 14 masacres, que han cobrado la vida de 53 personas, en 8 municipios”.
Negociar las contravenciones y delitos, tratar las estrategias sobre contravenciones y delitos con los contraventores y delincuentes y, sobre todo, premiarlos, no es el camino sino a más violencia. ¡La hemos estimulado de manera evidente e incontrovertible! Y esos comportamientos violentos también afectan al medio natural, de distintas maneras. Entre 1986 y 2021, 17 guardaparques fueron asesinados. Varias veces, desde el 2020, Colombia fue el país con más asesinatos de líderes ambientales en el mundo, entre ellos guardaparques, según Global Witness. Los delitos y las contravenciones no tienen banderas, ni ideologías. Y están deteriorando también a la naturaleza, lo que afecta la salud y la vida humana, animal y vegetal. Peligra la humanidad.
