Estamos asistiendo a una serie de cambios que está presentando el ambiente, que están generando afectaciones al bienestar de las familias y a la dinámica productiva del país. No podemos desconocer que el cambio climático, está provocando grandes transformaciones del clima, desbordando las capacidades de respuesta de la institucionalidad, que ha estructurado planes de prevención y de contingencia para minimizar los riesgos en la población, Ésta se encuentra inerme ante el accionar violento de la naturaleza, cuando ocurren los extremos en las temperaturas, por su destrucción vital y material. A veces nos preguntamos, por qué en Colombia se presenta la mayor contradicción en el suministro del agua a los sectores urbanos de las ciudades y de algunas zonas rurales del territorio colombiano. Expertos consideran que el cambio climático, la contaminación y la deficiente gestión hídrica, están colocando en serios aprietos el acceso libre de este recurso en todos los países de América Latina, incluido Colombia.
Todos sabemos que los crecientes escándalos presentados durante el presente cuatrienio en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, han provocado que los recursos que estaban presupuestados para atender las emergencias ocurridas en el país, se los hayan robado descaradamente para pagar favores políticos y engrosar los bolsillos de algunos altos funcionarios del ejecutivo, los cuales están siendo investigados por los organismos de control y que se encuentran detenidos por los hechos irracionales y detestables por abusar de los recursos públicos que son muy sagrados para la prevención y atención de desastres en el país. Es abominable, que se aprovechen de las personas damnificadas y que se encuentran sumidas en la miseria, en la ignominia y el abandono estatal por los factores anteriormente comentados. Las comunidades acuden ante estas dependencias oficiales y siempre reciben negativas y un rechazo general porque no existen recursos para atender dichas emergencias porque ya se los han hurtado. Es una infamia, una degradación humana y un desprecio hacia estos seres humanos, que han sido afectados de un momento a otro, por el accionar inclemente de la naturaleza.
Pero existe otro elemento contradictorio, que se presenta en el país, es cuando llegan las altas precipitaciones. El recurso hídrico se convierte en una verdadera paradoja. Colombia es un país donde más llueve en el orbe. Contamos con más las de la mitad de los ecosistemas de páramos del planeta, pero un total de 207 de los 1.102 municipios, son susceptibles de sufrir desabastecimiento de este vital líquido. De acuerdo con el Ideam, la cantidad de agua que produce el país es seis veces mayor al promedio mundial y tres veces más que en Sudamérica. Su oferta de aguas subterráneas también es tres veces superior a la del resto del planeta, aunque solo se conoce el 15 por ciento del total del potencial hídrico.
