Este domingo, millones de fieles en Colombia y en el mundo celebran el Domingo de Ramos, fecha que marca el inicio de la Semana Santa y recuerda la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, donde fue recibido entre vítores por una multitud que agitaba ramas de palma y olivo como símbolo de esperanza y reconocimiento al Mesías.
En el país, esta conmemoración adquiere un carácter profundamente espiritual, cultural y familiar. Desde muy temprano, las iglesias abren sus puertas para recibir a los creyentes que asisten con ramos bendecidos, participando en procesiones, misas y actos litúrgicos que reviven uno de los pasajes más significativos del cristianismo. Los templos, desde grandes catedrales en ciudades capitales hasta pequeñas capillas rurales, se llenan de devotos que reviven esta tradición con fe y recogimiento.
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El significado del Domingo de Ramos va más allá del acto simbólico de portar una palma. Representa el momento en que Jesús fue aclamado como rey espiritual, días antes de ser crucificado. Para la Iglesia Católica, es una jornada de alegría que se entrelaza con el anuncio del sacrificio y la redención. Es también una invitación a la reflexión, la humildad y la preparación interior para vivir la Semana Mayor.
En Colombia, cada región celebra este día con expresiones propias: en municipios como Popayán, Mompox, Pamplona, Tunja o Santa Cruz de Lorica, el Domingo de Ramos forma parte de tradiciones patrimoniales declaradas incluso de interés cultural. En otros lugares, como en la zona rural del Huila, Nariño o Antioquia, las procesiones se realizan a pie descalzo, con vestimentas alusivas a los pasajes bíblicos, y en algunos casos se dramatiza la entrada de Jesús montado en un burro.
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