Comunidades rurales y asociaciones campesinas del centro del Huila protagonizaron una manifestación pacífica para exigir acceso a la tierra, apoyo a proyectos productivos y respaldo a la reforma agraria impulsada por el Gobierno Nacional.
DIARIO DEL HUILA, PANORAMA
Durante esta semana, distintas organizaciones campesinas del departamento del Huila se sumaron de forma decidida al paro nacional que se desarrolla en varios puntos del país. Con cierres intermitentes en la Ruta 45, a la altura del cruce de La Plata, comunidades rurales de los municipios de Gigante, La Plata, Garzón y zonas de influencia del proyecto hidroeléctrico El Quimbo manifestaron su respaldo a la reforma agraria propuesta por el presidente Gustavo Petro.
La movilización, que afectó parcialmente la movilidad en el corredor Neiva – Garzón – Florencia, se desarrolló de forma pacífica y con fuerte presencia de mujeres y líderes comunitarios que reclamaron históricas reivindicaciones del campo colombiano.
Las asociaciones participantes —entre ellas Baluarte Campesino, la Veeduría de jornaleros residentes no propietarios, la Juntanza Campesina, Asoquimbo y pescadores artesanales— se concentraron en este punto estratégico de la vía nacional como expresión de apoyo al proceso de consulta popular propuesto por el Gobierno para avalar reformas estructurales, en particular la reforma agraria.

Una manifestación pacífica por el campo colombiano
Marta Isabel Rivera Ramírez, una de las voceras del movimiento y afectada por el proyecto hidroeléctrico El Quimbo, explicó que esta acción no buscó generar confrontación sino visibilizar las necesidades del campesinado.
“Estuvimos aquí varias agremiaciones campesinas haciendo esta movilización pacífica en sana convivencia, cero violencia. Estuvimos en apoyo a la consulta popular sobre la reforma agraria y las otras reformas del presidente Gustavo Petro, pero especialmente por el acceso de los campesinos a la tierra y a proyectos productivos. Durante décadas hemos sido olvidados, a pesar de ser quienes producimos la alimentación para todo el país. Esta reforma debe pasar, necesitamos ser escuchados”, expresó.
Según la lideresa, los campesinos siguen enfrentando trabas burocráticas que dificultan el acceso a tierra, a pesar de ser los verdaderos protagonistas del desarrollo rural. La exigencia se centró en que se facilite dicho acceso sin procesos administrativos excluyentes y con condiciones dignas para cultivar y vivir del campo.

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El respaldo de las bases rurales
Desde Gigante, el campesino Faiver Ramírez destacó que la base de apoyo a la reforma agraria no es política sino social y nace del mismo corazón rural del país:
“Nosotros como campesinos estuvimos exigiendo y también agradeciendo a nuestro presidente Gustavo Petro por toda esa gestión que está haciendo para la entrega de tierras. Hoy salimos como beneficiarios y estamos contentos. Por eso quisimos apoyar esta reforma agraria desde nuestra Asociación Baluarte Campesina”.
El movimiento resaltó también la participación activa de mujeres campesinas, quienes han tenido históricamente un rol fundamental en la defensa del territorio y la producción agroalimentaria. En palabras de Ramírez, “estamos todo este grupo de mujeres aquí. ¡Que viva la reforma agraria! ¡Que viva!”.

Exigencias frente a un modelo excluyente
Por su parte, Jairo Fernández, veedor de los jornaleros residentes no propietarios del área de influencia del Quimbo, hizo un llamado enérgico al Congreso y al Gobierno Nacional para que el campesinado no siga siendo relegado:
“Estuvimos aquí en defensa de todo el campesinado. Hemos sido sacrificados, utilizados por los políticos y olvidados por los ricos. Salimos a marchar de forma pacífica para que se nos escuche. Pedimos que se incluya un punto específico en la reforma política en defensa de nosotros, los campesinos”.

El dirigente expresó su preocupación por la falta de reconocimiento histórico a las comunidades rurales que han sido desplazadas, afectadas por megaproyectos y excluidas del acceso real a la tierra.
Impacto en la movilidad y continuidad de las acciones
Las autoridades reportaron dificultades en la movilidad en la carretera nacional debido a los cierres intermitentes, pero las manifestaciones no presentaron incidentes violentos. Los bloqueos fueron organizados en lapsos temporales, permitiendo el paso regulado de vehículos en la Ruta 45.
Las organizaciones han manifestado que continuarán atentas a los desarrollos del proceso legislativo y que mantendrán su disposición al diálogo, pero también su compromiso con una defensa activa de los derechos del campesinado.

El reclamo por una deuda histórica
Detrás de cada voz que se sumó a la protesta, hay una historia de lucha, abandono estatal y arraigo por la tierra. Las comunidades rurales del Huila llevan décadas demandando que se les reconozca como sujetos de derechos, no solo en el discurso, sino en las políticas públicas.
La reforma agraria —que se plantea como uno de los pilares del gobierno de Gustavo Petro— es vista por estas comunidades como una oportunidad para saldar una deuda histórica con el campo colombiano. Reclaman que el proceso de consulta popular sea una herramienta efectiva para darle legitimidad social a esta transformación.
Mientras se evalúan nuevas acciones a nivel local y nacional, los manifestantes reiteraron su voluntad de protesta pacífica, sin violencia, pero con firmeza.
“El campesinado colombiano ha esperado suficiente. Salimos a las vías no por gusto, sino por necesidad. Queremos tierra, justicia, y un lugar digno en la historia del país que ayudamos a alimentar cada día”, concluyó Marta Isabel Rivera.

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