Diariamente el gobierno norteamericano está difundiendo a través de los medios de comunicación y redes sociales, mensajes violentos contra el presidente Gustavo Petro Urrego, como respuesta a sus comportamientos inadecuados, a través de los mensajes ofensivos e inamistosos contra el gobierno del presidente Donald Trump. El primer mandatario de los colombianos nunca se imaginó que las consecuencias de sus actitudes y retóricas baratas esgrimiendo sesgos ideológicos, que en el campo diplomático son totalmente rechazables y riñen contra la decencia y el respeto que deben primar en las relaciones entre los países del mundo. Él pensó que lo podía seguir realizando en los escenarios internacionales como está acostumbrado a hacer cuando convoca con recursos del erario a las congregaciones populares con las mingas indígenas y organizaciones sociales. Es el peor error histórico que ha venido cometiendo, ofendiendo al país más poderoso del planeta. Es risible y se ha convertido en el hazmerreir de toda la comunidad internacional dichas expresiones que se convierten en salidas en falso.
La teoría política plantea que la diplomacia debe servir para mantener y gestionar las relaciones entre países, promoviendo la paz, la cooperación y la negociación pacífica de conflictos para evitar la violencia armada. Su propósito es defender los intereses nacionales, impulsar el comercio, la colaboración internacional y proteger los derechos de los ciudadanos en el extranjero. A través del diálogo y la mediación, los diplomáticos buscan soluciones constructivas a los desacuerdos, fortalecen alianzas y establecen un orden internacional más estable y cooperativo. Pero en la administración Petro, ocurre todo lo contrario. Su soberbia y la arrogancia que, junto con los sesgos ideológicos, ha terminado de tajo, toda una tradición diplomática de más de 200 años donde Colombia, ha mantenido la relación diplomática y comercial más estrecha con el país más poderoso del planeta. Con sus gestos inamistosos y ofensivos, empiezan a pasarle factura. Inclusive no ha recibido el más mínimo respaldo de los países del mundo, inclusive del dictador Nicolás Maduro. Está totalmente aislado de la comunidad internacional.
Y como si fuera poco, en el interior del país, está siendo rechazado por el legislativo, sector gremial y por el constituyente primario que lo llevó a la presidencia de la República. Epítetos del presidente Trump, Secretario de Estado, Marcos Rubio y del Congreso de los Estados Unidos, entre otros actores estadounidenses, entre otros epítetos despreciables, lo están tratando permanentemente como el líder del narcotráfico, matón, delincuente, lunático y desquiciado, son los que está recibiendo, lo cual lo pone en serio riesgos en su vida personal, de su familia, y de su entorno político, que lo están amenazando para incluirlos en la Lista Clinton y en la apertura de sendos procesos judiciales en el país del Tío Sam, que le pueden complicar su vida jurídica una vez termine su periodo como presidente de Colombia el próximo año.







