Pitalito le da vida al arte popular con una comparsa que no solo desfila, sino que nace del taller, la tradición y el talento colectivo de quienes crean con identidad propia.
DIARIO DEL HUILA, ASI VA EL FESTIVAL
Una explosión de creatividad, identidad y talento local se tomó las calles de Pitalito con la aparición de la Comparsa de Caretas, una propuesta que va más allá del colorido desfile: es el resultado de un proceso formativo que une arte, tradición y trabajo colectivo.
Inspirada en referentes como el Carnaval de Blancos y Negros, esta comparsa fue construida por más de 30 artistas, artesanos, jóvenes en formación y maestros locales, que durante varias semanas aprendieron y compartieron técnicas como empapelado, pintura, elaboración de estructuras y creación de proyectos culturales.
El proceso fue guiado por el artista laboyano Omorlain Ramírez, con el apoyo del gestor cultural Juan David Palomares, quien orientó los componentes patrimoniales. A ellos se sumaron talleristas como Michael Paz, Julián Carvajal, Guillermo Gonzales y Jonatan Flórez Maya, además del maestro Tomás Palomares, acompañado por estudiantes de la Normal Superior de Pitalito.
La comparsa no nació como un espectáculo decorativo, sino como una apuesta por fortalecer la creación cultural desde las raíces. Por eso, también participaron instructores de danza como Wilson Peña, Álvaro Artunduaga y Wilson Guamanga, así como un grupo de artesanos locales que aportaron su experiencia: Olga Patricia Torres, Víctor Alfonso Perdomo, Gladis y Elizabeth Güepe Ortiz, y Juan Guillermo Salgado.
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El resultado de esta colaboración son 24 figuras tipo disfraz individual, todas elaboradas con técnicas artesanales y adaptadas al patrimonio cultural de la región. Cada pieza desfila con sello propio, reflejo de una comunidad que crea con las manos y con el corazón.
Lo que comenzó como un taller de formación se transformó en una comparsa cargada de simbolismo, que da cuenta de la riqueza estética y cultural que habita en los barrios, en las veredas, en los talleres y en los salones de clase.
Este proyecto también deja un mensaje claro: el arte popular no está en vía de extinción, solo necesita oportunidades, espacios y voluntad para florecer. La Comparsa de Caretas es muestra de ello. Es el testimonio vivo de que en Pitalito hay talento, herencia y creatividad suficientes para construir una cultura fuerte, auténtica y colectiva.
Así, mientras las figuras recorren las calles, en cada movimiento, en cada color, en cada máscara, se cuenta la historia de un pueblo que no olvida sus raíces y que le apuesta a un futuro donde el arte siga siendo herramienta de transformación.
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