El Cementerio Central de Neiva cuenta con medidas cautelares decretadas por la JEP desde el 2019, por solicitud de las organizaciones sociales, con el fin de proteger los cuerpos en riesgo corresponderían a personas desaparecidas en contexto del conflicto armado. En el Huila 96 cuerpos en total han sido recuperados, 71 del cementerio Central de Neiva, 23 del Cementerio San Antonio de Padua de Pitalito y 2 de una recuperación en campo abierto en Saladoblanco, Huila.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) adelanta la sexta fase de intervención en el Cementerio Central de Neiva. Esta acción humanitaria busca recuperar, al menos, 18 cuerpos de personas desaparecidas en hechos relacionados con el conflicto armado, ocurridos entre los años 2007 y 2016.
“Estamos trabajando en el Cementerio Central de Neiva junto con la Unidad de Búsqueda y cuatro comparecientes máximo responsables del Batallón Pigoanza y el Batallón Magdalena quienes están trabajando con la Unidad y de la mano de las víctimas precisamente para recuperar cuerpos de personas no identificadas y de esta manera darles una respuesta a los familiares, son altos mandos, me pidieron que no diera los nombres, pero son altos mandos de esos batallones”, indicó el Magistrado de la JEP, Alejandro Ramelli.
Estas personas, que ya aceptaron su responsabilidad en delitos como ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, ahora colaboran en la recuperación de cuerpos no identificados, como parte de una sentencia.
Esta fue la segunda jornada, ya se hizo una primera donde se intervinieron tres sitios, actualmente, están interviniendo 14 sitios de interés forense, igualmente el monumento 14 donde existen más de 200 puntos por explorar.
“Estas personas que cometieron sus delitos, que ya los aceptaron en audiencia, están trabajando de la mano de la Unidad precisamente para buscar a sus víctimas, a los desaparecidos, ellos reconocieron junto con otros integrantes de esas unidades militares que han participado en al menos 200 ejecuciones extrajudiciales y 38 casos de desapariciones forzadas. Eso ya fue confesado en audiencia y como parte, de una sentencia o un trabajo en el cumplimiento de la sentencia, están trabajando acá en este monumento y la idea es luego irse a otros municipios del departamento como el caso de Pitalito”, explicó el Magistrado.
Por otro lado, en Colombia, se estima que hay más de cien mil personas desaparecidas, y un porcentaje significativo de estos casos permanece sin resolver. La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) ha reconocido la necesidad de continuar la búsqueda de estas personas. La UBPD también ha encontrado a 141 personas con vida durante el último año, y un total de 160 desde su creación, según la UBPD.
“La búsqueda de desaparición en Colombia es una labor inmensa. Estamos hablando de más de cerca de 120 mil desaparecidos según los registros de la unidad, y esos son pasos importantes en la dirección correcta y es que esas personas que van a ser condenadas por la Jurisdicción, porque ya aceptaron los cargos, están trabajando en la Unidad de Búsqueda precisamente para tratar de encontrar los cuerpos de quienes fueron sus víctimas en algún momento”, enfatizó Alejandro Ramelli.

Este camposanto cuenta con medidas cautelares decretadas por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) desde 2019, a solicitud de organizaciones sociales y familias buscadoras, para proteger los cuerpos allí inhumados. En cumplimiento de su mandato, la UBPD inició en febrero de 2024 una serie de intervenciones por fases. Hasta la fecha, estas acciones han permitido la recuperación de 71 cuerpos, potencialmente asociados a personas dadas por desaparecidas.
La labor que se adelanta en esta sexta fase es posible gracias al trabajo articulado de tres equipos especializados conformados por profesionales en criminalística, antropología, medicina y odontología forense. Dos de estos equipos están a cargo de la recuperación de los cuerpos, mientras que el tercero se encarga de su análisis bajo la metodología de verificación post mortem. Este proceso incluye la revisión de documentos como los libros de inhumación y un detallado estudio forense, tanto genético como antropológico. El objetivo es lograr la identificación de las personas recuperadas y garantizar una entrega digna a sus familias.
Además del equipo técnico de la UBPD, en esta labor también participan personas que apoyan directamente el trabajo forense en campo. Entre ellas se encuentran cuatro comparecientes ante la JEP, por hechos relacionados con el conflicto armado, quienes hoy desarrollan acciones restaurativas como parte de las sanciones propias.
“En la quinta fase contamos por primera vez con tres comparecientes. Tras un proceso reflexivo, se valoró muy positivamente su participación. En esta sexta etapa se han sumado cuatro personas más que están compareciendo ante la JEP”, reveló Diego Fernando Sevilla Cortés, coordinador del Grupo Interno de Trabajo Territorial Huila.
Además, en el Huila ya se han recuperado 96 cuerpos en total: 71 del cementerio Central de Neiva, 23 del Cementerio San Antonio de Padua de Pitalito y 2 de una recuperación en campo abierto en Saladoblanco, Huila en las seis jornadas que ha realizado la Unidad de Búsqueda dos de la mano de la JEP y las otras cuatro solamente de la Unidad.
“Ahora viene el trabajo de Medicina Legal y esas 71 víctimas ya ocho han sido identificadas y entregadas a su familia, entonces yo creo que el balance es bastante favorable”, sostuvo el Magistrado.
Un gran avance en la recuperación de cuerpos
En la misma línea, Isaac Giraldo, investigador humanitario de la Unidad De Búsqueda De Personas Dadas Por Desaparecidas del equipo territorial Huila contó todo el proceso que realizan para lograr estas recuperaciones.
En el trabajo humanitario que ha venido desarrollando la Unidad De Búsqueda De Personas Dadas Por Desaparecidas a lo largo de las cinco fases previas de intervención se han logrado recuperar 71 cuerpos en total en el Cementerio Central de Neiva que podrían corresponder a personas víctimas del conflicto armado en hechos de desaparición, personas que estarían en condición de no identificados e identificados no reclamados.
“En todo este proceso, se ha venido avanzando muy de la mano junto con el Instituto Nacional de Medicina Legal para poder lograr su plena identificación y posterior entrega digna y, por supuesto, una articulación muy importante con la Jurisdicción Especial Para La Paz en el marco de las medidas cautelares y con el apoyo incondicional de la alcaldía de Neiva y de la parroquia la Inmaculada la Concepción quien administra este Camposanto”, manifestó el investigador humanitario de la Unidad De Búsqueda De Personas Dadas Por Desaparecidas.
Según Giraldo, son víctimas que provienen tanto del departamento del Huila, pero de todo el sur del país, de Caquetá, de Putumayo, de Nariño, de Cauca e incluso del sur del Tolima.

Ruta de la Memoria: resignificando el cementerio
Junto a las labores forenses, la UBPD impulsa la estrategia Ruta de la Memoria, una experiencia de participación que busca resignificar los cementerios como lugares de memoria y dignidad, y al mismo tiempo permitir que la sociedad conozca de cerca cómo se desarrolla una acción humanitaria de búsqueda, a través de un ejercicio colectivo de sensibilización, reflexión y participación. Esta sexta fase, será la cuarta vez que se desarrolla esta iniciativa en cementerios del departamento del Huila.
“Queremos que la ciudadanía conozca de cerca las acciones humanitarias que adelanta la Unidad de Búsqueda, y que comprenda la importancia de estos lugares para la verdad y la reparación. En esta ocasión, también contaremos con la visita de la Jurisdicción Especial para la Paz”, explicó Diego Fernando Sevilla Cortés.
La Ruta de la Memoria se estructura en cuatro momentos: la primera de contextualización, en la que se explica por qué los cementerios pueden ser espacios de dignificación y memoria; El camino de la búsqueda, donde se escuchan los testimonios de quienes siguen buscando a sus seres queridos; un recorrido por los puntos de intervención, para que los participantes conozcan de cerca el trabajo humanitario que se realiza, y por último, un ejercicio simbólico del Telar de la Memoria, en el que las personas pueden plasmar sus reflexiones, mensajes y memorias en torno a la búsqueda y las acciones restaurativas.
Las intervenciones en el Cementerio Central de Neiva se enmarcan en el Plan Regional de Búsqueda del Norte del Huila, donde se ha identificado un universo de al menos 610 personas desaparecidas. La Unidad de Búsqueda hace un llamado a quienes buscan a sus seres queridos desaparecidos, así como a quienes tengan información que pueda contribuir a la búsqueda, a que se comuniquen a través de los siguientes canales la Línea nacional: 316 278 3918; en el Huila a la línea 316 017 4564. La información será tratada con confidencialidad, de forma extrajudicial y exclusivamente con fines humanitarios, para contribuir al derecho a la verdad.
Recorrido por municipios
A través de las visitas que han realizado por municipios del Huila a la fecha han recibido casi 500 solicitudes de búsqueda de diferentes familias en todo el departamento, algunas ya las tenían en el radar, otras personas han llegado nuevas con el objetivo de encontrarlas.
“Hemos avanzado en toma de muestras de ADN con estas familias, georreferenciación de sitios de interés forense, caracterización de cementerios y recolección de aportes voluntarios de información que nos ayudan para la búsqueda humanitaria de personas dadas por desaparecidas, en algunos casos ya teníamos, es decir, hacían parte del universo de personas dadas por desaparecidas, pero hay otros casos que son nuevos que no estaban en el universo, este año a medida que hemos llegado a nuevos municipios han ido llegando aproximadamente unas 50 nuevas solicitudes de búsqueda”, concluyó Isaac Giraldo.
RECUADROO::

La historia de Tarcisio
Tarcisio Medina Charry, estudiante de Lingüística y Literatura en la USCO, fue detenido y desaparecido por integrantes de la Policía Nacional el 19 de febrero de 1988, tras encontrarse con una tanqueta en las cercanías de la universidad. Tenía 20 años cuando ocurrió el hecho y, pese a tener sus documentos en regla y ningún proceso en su contra, fue retenido junto a otras personas. Esa fue la última vez que se le vio con vida.
El joven estudiante nació el 28 de mayo de 1966 en el municipio de Palermo (Huila), en el hogar de Tarcisio Medina (padre) y Marleny Charry. Desde pequeño, ‘Tito’, como lo llamaba cariñosamente su familia, era el mayor de cuatro hermanos y mostró un profundo amor por la lectura. Su pasión por los libros lo llevó a crear una pequeña biblioteca en su hogar, donde pasaba largas horas explorando mundos literarios y expandiendo sus conocimientos.
En su infancia, Tarcisio ayudaba en las labores del campo, una actividad que su familia desempeñaba con dedicación. Su madre, Marleny, era una enfermera muy querida en la comunidad y conocida por su incansable trabajo comunitario. Mientras ella realizaba sus tareas, Tarcisio le leía fragmentos de Gabriel García Márquez, juntando así sus dos grandes amores: su familia y la literatura.
Durante su adolescencia, Tarcisio desarrolló un creciente interés por la política y la transformación social de Colombia. Se unió a la Unión Patriótica, un partido que abogaba por cambios profundos en la sociedad. Aunque su compromiso con las causas sociales no siempre fue bien recibido en su hogar, especialmente por su padre, quien temía por su futuro, Tarcisio estaba decidido a luchar por un país más justo y equitativo.
Con una mente inquieta y soñadora, Tarcisio aspiraba a convertirse en profesional. Dejó el campo y se trasladó a Neiva con el objetivo de terminar sus estudios de secundaria, definir su situación militar y, finalmente, ingresar a la Universidad Surcolombiana para estudiar Lingüística y Literatura. Sin embargo, sus sueños se vieron truncados cuando fue detenido y desaparecido por integrantes de la policía.
“Gracias a la Jurisdicción Especial Para La Paz, a la Unidad de Búsqueda hemos podido conocer en estos últimos 6 meses parte de la historia de lo ocurrido con él que no habíamos podido averiguar 35 años atrás. Al menos estamos conociendo una parte de esa verdad que ha sido tan dolorosa para nosotros, pero que finalmente reivindica en algo todo este proceso en el que hemos estado, tenemos las esperanzas puestas en que de pronto alguno de estos cuerpos que se encuentren allí, alguno puede ser el de él”, contó Paola Medina Charry, hermana de Tarcisio Medina Charry.
Más de tres décadas después, aunque se ha esclarecido la responsabilidad en su desaparición, el paradero de su cuerpo sigue sin conocerse. La memoria de Tarcisio Medina Charry permanece viva en su familia y en quienes compartieron sus ideales y sueños de un país mejor. La búsqueda de Tarcisio se convirtió en el bastón de vida de su madre, Marleny Charry, quien falleció durante la pandemia del COVID-19 sin obtener respuestas sobre el paradero de su hijo.
A lo largo de los años, las autoridades le negaron en diversas ocasiones cualquier responsabilidad de la Policía en la desaparición de su hijo. Esto, a pesar de que la Policía Nacional fue condenada por el Consejo de Estado y la Corte IDH, uno de sus miembros fue condenado penalmente por este crimen.
“Dentro de las noticias que hemos sabido es que a él lo ingresan, lo sacan esa noche de la policía, es entregado a miembros del Batallón de la Novena Brigada específicamente y muy posiblemente él fue asesinado allí. Se está especulando y se está averiguando una serie de cosas frente a ese proceso y se supone lo que ha venido hablando algunos testigos de los hechos que por fin se les ha dado a estas alturas por hablar y que agradecemos que lo hayan hecho, es que el cuerpo de Tarcisio hay dos opciones o que pudo haber sido trasladado aquí al Cementerio Central o que aún su cuerpo permanece allí en la Novena Brigada, han pasado muchos años, pero finalmente cada vez que encontramos a uno así sea distinto al nuestro, eso como que nos fortalece”, concluyó la hermana de Tarcisio.








